Al país se le ha informado con bombos y platillos que la empresa minera Barrick Gold se propone realizar una “inversión” de tres mil ochocientos millones de dólares, una de las más altas en América Latina, cifra clave para calcular los beneficios reales del Estado Dominicano conforme al contrato de concesión, ya que éstos (un 28% de las utilidades), empezarán a percibirse una vez la empresa extranjera recobre su “inversión”.
La sociedad debe estar muy pendiente de no ser engatusada. Las experiencias de “espectaculares inversiones” en el proceso de “capitalización de las empresas eléctricas” están muy frescas en la mente de los dominicanos, cuando un grupo de “vivos”, los más audaces de la Madre Patria, creyeron que todavía esta tierra estaba habitada por indígenas.
En esa oportunidad, es preciso recordar, que quien esto escribe fue uno de los redactores de una querella formal que la Fuerza Nacional Progresista presentara contra los ejecutivos de la Unión Fenosa, quienes se habían prestado a sí mismos, con su filial de España, cientos de millones de dólares, con una tasa de más de un 24%, cuando la internacional del mercado rondaba un 6%.
Hay que separar muy claramente y desde el principio lo que es la inversión real de los bolsillos de la Barrick Gold y los dineros provenientes de los préstamos bancarios que esta compañía, con la concesión de explotación del oro de esta tierra, va a obtener en el mercado internacional en función de sus ventas futuras de oro. Sería un gigantesco engaño contra el pueblo dominicano que se clasifique como inversión de la Barrick Gold los préstamos obtenidos por ésta en base a la concesión del Estado, como punto de partida para calcular la tasa de retorno de la inversión real.
La sociedad tiene que exigir claridad y transparencia en el contrato de concesión y su ejecución. Hemos oido a los ejecutivos de la Barrick Gold en el país decir que en lo que va en vigencia del contrato de concesión, ellos ya han invertido alrededor de mil millones de dólares. Y uno se pregunta: ¿Y quién está auditando esa supuesta inversión? ¿Por qué el Estado dominicano no contrata una firma de auditores internacionales, como la Price Waterhouse o la Peak Marwick, para auditar desde ahora la inversión real de la Barrick Gold? ¿Por qué y cuáles intereses han logrado obstruir la propuesta original de que el reputado servicio geológico del Estado francés, conocido por sus siglas BRGM, supervise desde el punto de vista técnico, económico y medioambiental este contrato de explotación minera, el más grande que se haya otorgado en toda la historia de la República Dominicana? Estamos muy conscientes de la necesidad de la inversión extranjera.
Y que los inversionistas tengan un marco jurídico que proteja su inversión real, se les dé la factibilidad necesaria de recuperar lo invertido en un plazo razonable y puedan obtener las lógicas ganancias de cualquier negocio lícito que propicia un sistema capitalista como el nuestro. Lo que no podemos estar de acuerdo es que bajo esa bandera, se nos tome de tontos, se nos perjudique y se nos pisotee como país. Ese mensaje tiene que estar muy claro en este tema, no importa quiénes sean los poderosos intereses internacionales que estén detrás de la Barrick Gold.
Se equivocaron los que creyeron erróneamente que con el visto bueno y la luz verde del poder político encarnado por los partidos mayoritarios (que aprobaron el contrato en el Congreso Nacional con la oposición de los diputados de la Fuerza Nacional Progresista), el pueblo dominicano se iba a dejar narigonear y doblegar sin elevar su protesta en ocasión del contrato de explotación de una de sus reservas mineras fundamentales, como es el oro de Cotuí.
Los tiempos han cambiado. La sociedad ha demostrado con experiencias recientes que tiene capacidad de respuesta, aún frente a poderosas conjunciones de intereses políticos y empresariales. En este caso, al través de un gran comunicador como lo es don Álvaro Arvelo y el programa de más audiencia de la radio, “El Gobierno de la Mañana, ha logrado tomar conciencia sobre la necesidad de contrapesar cualquier acto arbitrario, prevenir daños al medio ambiente (por el uso de sustancias tóxicas como el cianuro), y clamar por transparencia en el manejo económico del contrato de concesión minera otorgado a la Barrick Gold.
La demanda social sobre el tema, contrario a otros tiempos , le está tomando la delantera a la clase política tradicional dominicana. Nuestro amigo y aliado el Presidente, con su consabida prudencia y sagacidad, debe abrir sus oidos y darle respuesta, como cabeza del Estado dominicano, a las válidas inquietudes que ha suscitado dicho contrato. No hacerlo sería un grave error político e histórico, de incalculable daño a su figura histórica, a la de su gobierno y a la de su partido, fundado por el hombre que más educó al pueblo dominicano sobre lo que representaba el oro, como reserva estratégica fundamental en su porvenir.
Por la memoria de Juan Bosch, el Presidente y el PLD no pueden permitir que, con el paso de los años, las futuras generaciones tengan la percepción y puedan decir que más de 500 años después, bajo un gobierno peledeista, nos volvieron a cambiar “espejitos por oro”. Podemos defender al país sin ahuyentar la inversión extranjera. Esa debe ser la meta.
Por: Vinicio A. Castillo Semá
Listín Diario
De acuerdo con que «podemos defender al pais sin ahuyentar la inversion extranjera»…pero eso no significa que la Barrick tenga que irse del pais. Ha ofrecido millones para posibles daños ecologicos, y asegura cientos de empleos…es cierto, hay que informarse mas y ser cuidadosos, pero yo no veo porque se dice que hara tanto daño al pais