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¿Cómo se orientan las aves migratorias? ¡Por las estrellas!

Por: Simón Guerrero

El 90% de las aves vuela de 25 a 70 Kilómetros por hora (Km/h). En general, las aves más grandes son más rápidas que las pequeñas. Las aves canoras vuelan de entre 15 y 50 Km /h ; las costeras entre 30 y 65; las acuáticas entre 50 y 80 y las rapaces entre 30 y 70. La velocidad y la dirección del viento determinan qué tan rápido viajará un ave.

Una migración puede durar varias semanas o varios meses. Son más veloces en primavera, cuando se acercan a su área de reproducción. Por ej., una cigüita cabeza negra (Dendroica striata) que de Florida a Alaska tarda un mes para cubrir las primeras mil millas (30 millas por día en promedio), en las últimas 2500 millas se toma sólo 2 semanas (180 millas por día). El ritmo de vuelo en otoño es más lento.

Las aves hacen vuelos de varias horas o varios días. Entre los vuelos, algunas hacen escalas para descansar y reabastecerse, de un día a varias semanas. Las distancias que recorren a diario destacan su increíble capacidad, puesta a prueba cuando tienen que cruzar grandes cuerpos de agua. Cuando la Cigüita Cabeza Negra viaja a Suramérica en otoño, despega de Nueva Inglaterra y la costa sur de Canadá en un viaje sin escala que dura un mínimo de 72 horas, lo que significa 2 mil millas (3,200 Km.) en 3 días, un promedio de 660 millas por día ( 1000 Kilómetros por día). El equivalente en un humano sería correr a 24 Km/h durante 80 horas consecutivas.

Las aves de larga distancia tienen un reloj interno que controla el arranque y la preparación premigratoria. Factores ambientales regulan este reloj y lo mantienen afinado. Cambios ambientales estimulan la producción de hormonas, la que conduce a cambios en la conducta y la fisiología del ave, preparándola para la migración. La sincronización para emigrar hacia el sur puede que sea desencadenada por los cambios en la duración del día. No está muy claro cuáles factores ambientales operan en las áreas de invierno, donde hay poca variación en la duración del día.

En la mayoría de las aves acuáticas y en muchos de los migratorios de corta distancia, los jóvenes aprenden las rutas migratorias y las áreas de cría y de hibernación de los adultos de más edad y más experiencia, casi siempre miembros de su misma familia. Se hizo un experimento intercambiando los huevos de dos especies de gaviotas, una que emigra y otra que no. Al llegar a la etapa adulta, las que emigran, a pesar de haber sido criadas por una que no emigra, volaron al sur en el otoño; las criadas por gaviotas que emigran permanecieron en Inglaterra a pesar de que sus padres adoptivos emigraron. La mayoría de las migratorias de larga distancia están genéticamente programadas para volar en cierta dirección durante cierto tiempo.

La primera migración ocurre bajo control genético, pero con el tiempo incorporan información aprendida. Si encuentran un lugar de cría o hibernación bueno, puede que vuelvan al mismo.

Experimentos hechos con el Azulejo (Passerina cyanea), demuestran que una de las claves que usan para orientarse son las estrellas. Los azulejos se orientan con el patrón de estrellas localizadas alrededor de la Estrella Polar. Pero si a los jóvenes se les impide ver el cielo estrellado durante un período crítico en su desarrollo, son incapaces de orientarse con las estrellas.
Una migración puede durar varias semanas o varios meses. Son más veloces en primavera, cuando se acercan a su área de reproducción. Por ej., una cigüita cabeza negra (Dendroica striata) que de Florida a Alaska tarda un mes para cubrir las primeras mil millas (30 millas por día en promedio), en las últimas 2500 millas se toma sólo 2 semanas (180 millas por día). El ritmo de vuelo en otoño es más lento.

Las aves hacen vuelos de varias horas o varios días. Entre los vuelos, algunas hacen escalas para descansar y reabastecerse, de un día a varias semanas. Las distancias que recorren a diario destacan su increíble capacidad, puesta a prueba cuando tienen que cruzar grandes cuerpos de agua. Cuando la Cigüita Cabeza Negra viaja a Suramérica en otoño, despega de Nueva Inglaterra y la costa sur de Canadá en un viaje sin escala que dura un mínimo de 72 horas, lo que significa 2 mil millas (3,200 Km.) en 3 días, un promedio de 660 millas por día ( 1000 Kilómetros por día). El equivalente en un humano sería correr a 24 Km/h durante 80 horas consecutivas.

Las aves de larga distancia tienen un reloj interno que controla el arranque y la preparación premigratoria. Factores ambientales regulan este reloj y lo mantienen afinado. Cambios ambientales estimulan la producción de hormonas, la que conduce a cambios en la conducta y la fisiología del ave, preparándola para la migración. La sincronización para emigrar hacia el sur puede que sea desencadenada por los cambios en la duración del día. No está muy claro cuáles factores ambientales operan en las áreas de invierno, donde hay poca variación en la duración del día.

En la mayoría de las aves acuáticas y en muchos de los migratorios de corta distancia, los jóvenes aprenden las rutas migratorias y las áreas de cría y de hibernación de los adultos de más edad y más experiencia, casi siempre miembros de su misma familia. Se hizo un experimento intercambiando los huevos de dos especies de gaviotas, una que emigra y otra que no. Al llegar a la etapa adulta, las que emigran, a pesar de haber sido criadas por una que no emigra, volaron al sur en el otoño; las criadas por gaviotas que emigran permanecieron en Inglaterra a pesar de que sus padres adoptivos emigraron. La mayoría de las migratorias de larga distancia están genéticamente programadas para volar en cierta dirección durante cierto tiempo.

La primera migración ocurre bajo control genético, pero con el tiempo incorporan información aprendida. Si encuentran un lugar de cría o hibernación bueno, puede que vuelvan al mismo.

Experimentos hechos con el Azulejo (Passerina cyanea), demuestran que una de las claves que usan para orientarse son las estrellas. Los azulejos se orientan con el patrón de estrellas localizadas alrededor de la Estrella Polar. Pero si a los jóvenes se les impide ver el cielo estrellado durante un período crítico en su desarrollo, son incapaces de orientarse con las estrellas.

Via: Diario Libre