P. Profesor, llueven las denuncias de amenazas sobre áreas protegidas ¿y es tan fácil apropiarse de los bienes patrimoniales que al Estado le corresponde custodiar?
R. Tal parece que sí, porque el “Gran Parque de la Biodiversidad”, en Monte Plata, que atesora las joyas botánicas más valiosas de la isla La Hispaniola, dentro del Monumento Natural Salto de Socoa, y en la misma orilla de la vía Santo Domingo – Samaná, está siendo ocupado por ex militares que alegan haber comprado esos terrenos al Consejo Estatal del Azúcar, y todavía más absurdo, exgenerales que invaden el Parque Nacional de Valle Nuevo sin que las autoridades se den por enteradas.
Parece que las ambiciones y los intereses particulares que se anidan en ciertos sectores de poder de la sociedad dominicana tienen tanta fuerza que aun operando al margen de las leyes, e incluso colocándose por encima de preceptos constitucionales, pueden apropiarse de espacios y riquezas nacionales para disponer de ellas como si fuesen bienes obtenidos en buena lid y con toda legalidad.
No hay que ser un experto en biodiversidad o un economista ambiental para saber cuán valiosa es una especie en vía de extinción y que el Estado Dominicano, atendiendo a los compromisos que tiene con las generaciones presentes y futuras, acorde y en cumplimiento de los acuerdos más recientes firmados con la comunidad internacional, que no son simples protocolos, sino normas vinculantes y de obligatorio cumplimiento; tiene el deber de salvaguardar y promover su conservación.
Es sorprendente que una persona, por más influencias que tenga, pueda ubicarse en la cabecera de un río, cercarla sin más título de propiedad que la adjudicación verbal o con un papel otorgado por un funcionario de una instancia oficial, contrariando las normas legales y específicas que establecen todo lo contrario. ¿Cómo puede alguien entrar a un parque nacional, escoger parte de su territorio, parcelarlo y venderlo como cualquier propiedad inmobiliaria?
Pero estos desmanes no sorprenden a nadie; hasta son aplaudidos por quienes se dicen abanderados del desarrollo nacional. Parecería que para ser un buen dominicano, bastaría con estar de acuerdo que el Estado dominicano ponga en manos particulares sus propios bienes, como Bahía de las Águilas, no advertir los riesgos de partir en dos la Cordillera Central y ser indiferente ante la destrucción de Loma Miranda como sabe hacerlo la Xstrata Nickel.
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Vía: Hoy
La nueva modalidad que surgió en los gobiernos de Leonel Fernandez e Hipolito Mejía, no tienen comparación en los anales de la historia repúblicana. Parece ser que es más fácil entrarle a la garata con puños a la piñata del Pais, que darle dos palos al gobierno. Aparcelaron el pais para repartirlo entre sus funcionarios, militares , políticos, amigos y relacionados. A quièn le tocará repartir el próximo bizcocho, si sólo queda la bandeja vacía.