El anunciado plan de desarrollo turístico para la provincia de Pedernales debe garantizar el respeto a los recursos naturales, potenciar a los pequeños negocios de la zona y el talento local, regirse con las normas del turismo sostenible y ser parte de un circuito del que se beneficie no solo esta provincia, sino toda la región Enriquillo.
En estas observaciones coinciden la especialista en turismo sostenible Lissette Gil; el presidente fundador del Clúster Turístico de Pedernales (actual subdirector), Marino José Vilomar; y el padre Antonio Fernández, director de la Fundación de Apoyo al Suroeste (Fundasur), al participar en el Encuentro Verde de Listín Diario.
El padre Antonio, quien vivió siete años en Pedernales y es un gran conocedor de la región, señala que la gente de la provincia quiere trabajar, “pero quieren ser emprendedores, quieren generar riqueza para ellos, no para que se lleven fuera esa riqueza”.
Desean, dice, un trabajo que les permita ganar ingresos y que no sea simplemente hacer camas o servir tragos en un gran hotel.
Sostiene también que el desarrollo de Pedernales se ha planteado siempre como el desarrollo de la región entera, con las cuatro provincias de la región Enriquillo miradas como un conjunto.
“Por eso la Reserva de la Biosfera es la madre de los recursos de estas provincias porque las toca a todas, las une; esta es una oportunidad para que estos pequeños negocios generen riqueza, contacto con la comunidad, y no guetos”.
La región Enriquillo está formada por las provincias Barahona, Pedernales, Independencia y Bahoruco. Entre todas ocupan una superficie de 6,961.43 kilómetros cuadrados.
En diciembre de 2020, el presidente Luis Abinader dispuso mediante el decreto 724-20 la constitución de Pro-Pedernales, “un fideicomiso público, irrevocable, de desarrollo e inversión inmobiliaria, administración, fuente de pago, garantía o de oferta pública, para el desarrollo turístico de la provincia Pedernales y zonas aledañas”.
Lissette Gil, exdirectora ejecutiva del Consorcio Dominicano de Competitividad Turística (CDCT), considera que, por la gran cantidad de atractivos únicos en el mundo que ofrece, el desarrollo de la región merece cimentarse bajo un modelo nuevo, “no construyendo un gueto en Cabo Rojo con un modelo de estructuración vertical y de corporaciones empresariales que no responde a la tendencia global”.
“Estamos concentrándonos en un solo espacio, creando una presión con ese desarrollo masivo que puede resultar sumamente impactante para el mismo Pedernales y para la región Sur”, explica Gil.
Para Marino José Vilomar, propietario del hotel Doña Chava (en el centro de Pedernales), es de gran preocupación el hecho de que se esté hablando del desarrollo de Pedernales cuando en realidad se están enfocando en la franja costera de Cabo Rojo.
“O sea, no es en Pedernales municipio cabecera, ni siquiera es la provincia, porque no hablan de Oviedo. De lo que hablan es de Cabo Rojo. Entonces me preguntaba, ¿qué vamos a hacer para que los visitantes de Cabo Rojo se motiven a visitar Pedernales? ¿Van a hacer el Centro de Interpretación de la Reserva de la Biosfera, o van a hacer un anfiteatro o un museo? Tienen que presentarnos algo que motive a la gente de Cabo Rojo venir a Pedernales, porque si vienen a Pedernales las autoridades se verán en el deber de mantener la ciudad limpia…” En conjunto, aporta la bióloga Yvonne Arias, directora ejecutiva del Grupo Jaragua, se trata de un desarrollo integral que involucra agricultura y acceso a salud, al agua y a todo.
Cabo Rojo es una comunidad casi despoblada ubicada unos 18 kilómetros al sureste del municipio cabecera. Además de su franja de playa, su punto más conocido es la localidad conocida como Cuevas de los Pescadores, desde donde salen los botes que llevan a los visitantes a la playa de Bahía de las Águilas.
GRANJAS PARA ORDEÑAR TURISTAS
De acuerdo con Fernández, los grandes complejos turísticos son vistos por muchos como “granjas para ordeñar turistas” a los que no les dejan salir fuera del hotel porque les van a robar, o porque les va a dar pena ver pobreza…
“Pero cuando los turistas salen de ese apartheid turístico se sienten tristes porque se dan cuenta de que sus gastos no generaron riqueza, que sigue habiendo pobreza en el entorno, que su visita no ha generado mejoría en la población. Y eso es lo que tememos que ocurra en Pedernales”.
Continúa: “¿Queremos eso para que la gente no salga? No solo para que no pisen las iguanas, ¿para que no les roben, para que no vean gente que sea sospechosa, gente que les pida, que les hagan sentir mal? Entonces los hoteles tienen la experticia de ofrecerles todo para que no salgan y sin embargo Pedernales, la región Enriquillo, permite la riqueza de salir y para que la gente salga y disfrute de las maravillas que tiene toda la Reserva de la Biosfera se necesitan pequeños espacios de acogida, espacios donde la gente cocine, donde la gente pueda ofrecer dormir, guías, donde les puedas presentar el cañón del Mulito, donde hay unas pasarelas para disfrutar esa maravilla, cascadas, aguas frescas, meterse por un bosque húmedo, caminar y andar entre las nubes”.
DIVERSIFICAR LA OFERTA
¿Sabes lo que logras cuando diversificas tu oferta turística y la sacas del enclave y la conviertes en una propuesta regional?, pregunta Lissette Gil.
“Bajas la presión, elevas la satisfacción del visitante, promueves la horizontalidad y el crecimiento económico local y promueves un desarrollo realmente local. Bajas la presión si en lugar de tener 12,000 habitaciones en Cabo Rojo, consumiendo agua, energía, recursos, generando residuos, generando aguas residuales, pones ahí 2,000 habitaciones y le pones 2,000 más a Oviedo; y subes al Mulito y pones 200 habitaciones, y también vas a Duvergé y a Polo y haces un circuito, que es viejo ya”.
De esta forma, expresa, se tiene la posibilidad de aumentar la visitación que estaría destinada a un solo enclave –“que es el modelo que se está proponiendo”-.
“Bienvenido el turismo, pero el modelo no puede ser el mismo. Tenemos que romper ese esquema y entender que ahora se habla de destino turístico y el destino turístico es un destino más amplio que el que entendemos. El destino no es Punta Cana, el destino es La Altagracia, el destino es La Romana”, apunta Gil.
LA MEJOR OPCIÓN
Los entrevistados del Encuentro Verde coinciden en que el proyecto que más se aproxima a lo que debe ser el desarrollo turístico en Pedernales es el Plan Sectorial de Ordenamiento Territorial Turístico para Pedernales (POTT), elaborado en 2012 por el Ministerio de Turismo (Mitur). Este plan contemplaba la construcción de 4,000 habitaciones, infraestructura orgánica y acceso libre y perpendicular a las playas.
IMPRESIONES
Marino José Vilomar, propietario del hotel Doña Chava y miembro del Clúster Turístico de Pedernales:
Pedernales no solamente debería ser turismo. Pedernales tiene otro potencial pero evidentemente está el tema de que la gente quiere un puesto de trabajo. Cuando digo la gente digo los jóvenes, gente que tenga capacidad de trabajar, que tenga un lugar donde ir cuando se levanta en la mañana y que al final de la semana pueda traer el pan de cada día a sus hijos. Esa es una necesidad fundamental del ser humano y en principio eso es lo primero. No sabría yo qué otra cosa es más importante para la gente que tener la seguridad de un empleo.
“Ahora, hay que ver qué eso implicaría y ver si la gente está dispuesta a tener un empleo sin importarle las consecuencias. La gente está clara en que quiere desarrollo pero que se respeten los recursos naturales. Te hablo de la gente que camina en las calles del pueblo, en el centro del parque, no sé si alrededor del pueblo esas personas puedan entender qué es el medio ambiente y qué importancia tiene, porque si les dices que no se puede hacer este proyecto para preservar a las iguanas te van a mandar pa’l carajo, porque ellos dicen ‘a mí no me importa que se mueran las iguanas’.
Pero nosotros somos culpables, en alguna medida, porque no hemos sido capaces de llegar a esa gente con esos conocimientos, porque es un proceso largo y porque no ha habido la disponibilidad para eso. Entonces, solamente a quien ignore la importancia que tiene el medio ambiente no le importa. Pero yo puedo decir sin temor a equivocarme que todos los pequeños empresarios de Pedernales están claros; y los jóvenes de las escuelas están claros, de que debe ser un desarrollo que respete los recursos naturales. No sé si ellos pueden entender en su justa medida qué implica eso, que pudiera limitar el famoso desarrollo en alguna medida, porque hay que ver a qué nivel se van a preservar los recursos naturales, cuáles son las cosas que se van a hacer
Lissette Gil, especialista en turismo sostenible:
Estamos en el siglo XXI y las tendencias del mercado turístico han cambiado desde los 70 y los 80. En los 70, irte a un gueto a pasarte un día encerrado bebiendo, bailando, con la piscinita, la habitación con su aire y su cama grandota y mármol en el baño ya pasó, está desfasado. Las tendencias de la evolución del turismo del siglo XXI son distintas.
El turista de este siglo busca tener una vivencia auténtica en los espacios que visita, busca conocer, descubrir. El gran lujo del turista del siglo XXI no es el mármol ni el aire acondicionado, es la biodiversidad, es sentarte en una playa a ver las estrellas de noche, es la cultura local. Hay una conciencia por parte del turista del siglo XXI, una responsabilidad que tiene como ser humano, de no impactar el sitio que visita. De hecho, ya no se habla de turismo sostenible, se habla de turismo regenerativo.
Entonces, tenemos que proyectar ese destino tan especial que no es Pedernales, es toda una región, y una región que ofrece una cantidad de unicidades; y cuando hablo de unicidades son cosas únicas de la bolita del mundo. Que viva el desarrollo del Sur, pero no construyendo un gueto en Cabo Rojo con modelo de estructuración vertical y de corporaciones empresariales que van desde arriba hacia abajo ocupando todos los eslabones de la cadena de valor, porque eso no responde a la tendencia global.
Solamente hay que buscar los estudios de tendencia de la Organización Mundial del Turismo, del Consejo Global de Turismo Sostenible, de la Asociación Internacional del Ecoturismo. Solamente hay que leer un poquito. La zona Sur es tan diversa... Nosotros estamos concentrándonos en un solo espacio creando una presión con ese desarrollo masivo que puede resultar sumamente impactante para el mismo Pedernales y para la región Sur”.
Antonio Fernández, sacerdote de la Diócesis de Barahona, director de la Fundación de Apoyo al Suroeste (Fundasur):
He estado siete años en Pedernales viviendo y hemos vivido muchas situaciones. Primero, por ser frontera, hay una relación especial en la frontera de Pedernales con el pueblo haitiano y es una cosa que no se entiende desde la lejanía. Se tiene una riqueza de esa relación de frontera que viene de siglos, del siglo XVIII, porque son ciudades que están tan lejos de sus capitales que se necesitan a morir. Si no se ayudan las dos empobrecen. Ahora lo mismo lo que está pasando en Pedernales pasa en Anse-à-Pitre. Ellos tienen también una gran necesidad de trabajo. La gente quiere trabajar, la gente quiere poder sobrevivir, quiere salud.
Pienso que hay dos tipos de gente, la gente que quiere trabajar cualquier trabajo con el que pueda salir adelante y la gente que quiere vender pedazos de tierra para sacar dinero fácil y comprarse jeepetas.
Es una idea equivocada del turismo pensar que porque vengan los turistas nos vamos a enriquecer. Los pequeños emprendedores, esos pequeños hoteles de Pedernales, se tienen que respetar mucho. Cuando no había proyectos turísticos grandes, ellos han dado acogida a la gente que ha venido, han posibilitado que se estudie Pedernales, que se estudie la Reserva de la Biosfera, han ofertado habitaciones y eso es lo que la gente de Pedernales quiere: quieren trabajar pero quieren ser emprendedores, quieren generar riqueza pero para ellos, no para que se lleven fuera esa riqueza.
El plan que se está enseñando para Pedernales es generando riqueza pero ¿para dónde se va la riqueza? A los bolsillos de los inversores, se va a ir fuera del país. Aquí solo va a quedar mano de obra y una mano de obra clara en el sentido de que cuando vengan los vecinos trabajando por mucho menos, los hoteles van a contratar al que por menos salario quiera trabajar. Y va a venir al país gente que tiene más facilidad para los idiomas, y eso va a hacer una facilidad hasta para ser jardinero; y esa facilidad no la va tener toda la gente de Pedernales.
Entiendo que sí hay que hacer algunos hoteles en Pedernales, para acoger a la gente, pero hay que potenciar simultáneamente pequeños negocios no solamente en Cabo Rojo, sino que, como se han hecho en otros planes anteriores, potenciar lo que es el área de la playa del pueblo, generar medios de vida con pequeños negocios locales, potenciar lo local con capacitación, con rutas pescadores, porque todas esas playas son maravillosas para recorrer en botes.