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CONSTANZA, LA VEGA. El Club Japonés de aquí sirvió de escenario a la celebración del Festival de la Flor de Cerezo (Sakura Matsuri), organizado por la colonia japonesa, con el apoyo del Cuerpo Voluntario de Japoneses (JOVC), la Agencia Internacional del Japón (JICA) y la Embajada de Japón, entre otras entidades.
Durante la celebración, realizada el pasado domingo, se dirigieron al público Teruk Waki, presidente del comité; Juan Luna, alcalde de Constanza; Euclides Sánchez, senador de La Vega; Héctor Domínguez, embajador de República Dominicana en Japón, y el embajador de Japón en República Dominicana, Takashi Fuchigami, entre otros.
La actividad continuó durante gran parte del día con música japonesa, exhibición de Kendo y otras manifestaciones de la cultura japonesa y dominicana.
Los presentes pudieron apreciar objetos del Museo de la Inmigración Japonesa, además de degustar de la tradicional comida nipona y dominicana, y comprar productos agrícolas
Constanza y el «Sakura Matsuri»
El cerezo florece luego de pasar un duro invierno y es poco probable que sobreviva en el clima cálido del Caribe. Constanza es uno de los pocos lugares aptos para que florezca el cerezo, por el notorio cambio en las estaciones y la temperatura. La altura y el constante clima fresco permiten el crecimiento de estos árboles.
Un descendiente japonés, hijo de la señora Kimiko Sato, viajó a Brasil en 1990 y trajo un pequeño árbol de cerezo, plantándolo como prueba en Constanza.
Inesperadamente, el árbol creció bien, probando el injerto, y sembraron las semillas. Actualmente hay más de 200 cerezos en la zona.
Desde 2010 la Asociación Japonesa de Constanza celebra cada año el Festival de la Flor del Cerezo, a finales de enero, durante su hermosa época de floración.
Japón y el cerezo
La flor del cerezo tiene un sentido especial en el Japón, donde es considerada la un símbolo representativo del país y de toda la flora japonesa desde la antigüedad.
En Japón están presentes en las cuatro estaciones y los japoneses aprecian el cambio entre ellas. La floración del cerezo marca para ellos el inicio de la primavera.
Cuando los cerezos están en plena floración, los japoneses aprovechan el momento para celebrar la fiesta «Ohanami», reuniéndose bajo las flores del cerezo a beber y comer. Esta fiesta se celebra en santuarios sintoístas, templos budistas y otras comunidades.
El cerezo también es muy representado en la literatura japonesa y la poesía como el símbolo de la primavera y las flores, así también comparan la fugacidad o la belleza efímera de la flor con la vida misma, como un símbolo de su carácter pasajero.
Vía: Diario Libre
