En una granja aislada del pueblo de Papaye, en el centro de Haití, un grupo de agricultores se ha reunido para evaluar la situación a dos meses del paso del huracán Sandy, pero la realidad se impone: la falta de brotes amenaza con la hambruna. «Los agricultores haitianos quedaron muy afectados por la sequía y luego por las inundaciones provocadas por el huracán Sandy.
Se han perdido las cosechas en la mayoría de regiones de Haití. Hoy hay una verdadera amenaza de hambruna», cuenta a la AFP Chavannes Jean-Baptiste, que dirige la organización Mouvman Paysan Papaye (MPP, por sus siglas en creole, la lengua criolla derivada del francés que se habla en Haití). En medio de una sala de reuniones hay expuestas muestras de productos agrícolas junto con viejas herramientas, entre las que se cuentan un machete, un azadón y una pala rodeada de velas, que forman un dibujo cabalístico.
«Es un ritual de campesinos presentar los productos de la tierra», explica Jean-Baptiste, cuya organización acaba de lanzar un llamado para encontrar semillas para los agricultores haitianos, arrojados a la miseria. Desde el paso del huracán en octubre, que provocó pérdidas superiores a los 150 millones de dólares en el sector de la agricultura, los productos escasean cada vez más en los mercados, los precios de los alimentos han aumentado drásticamente y cerca de dos millones de ciudadanos están en situación de inseguridad alimentaria. El gobierno decretó hace dos meses el estado de urgencia y emitió un llamamiento a la solidaridad nacional e internacional.
La ONU lanzó recientemente un programa junto con el Ejecutivo, el Plan de Acción Humanitaria (PAH), que busca reunir 144 millones de dólares para sacar a un millón de personas de la inseguridad alimentaria. Pero es difícil medir el impacto del estado de urgencia. «Es inútil, los campesinos que han sido víctimas (de la sequía y del huracán) no han visto nada» en concepto de ayuda, afirma Jean-Baptiste. Para este líder agricultor, el más conocido y respetado de Haití, se necesita «una distribución masiva de semillas para campesinos, ya que cerca del 80% de la población agricultora tiene hambre».
«Queremos semillas naturales», aclara Jean-Baptiste, que preconiza la soberanía alimentaria de Haití a través de una producción agrícola familiar basada en la agro-ecología.
La clave
Reforma agraria integral
El MPP defiende una reforma agraria integral, de forma que el pequeño agricultor haitiano tenga la garantía de poseer su parte de tierra y pueda producir para alimentar a su familia y los habitantes de su población, respetando además el medio ambiente. «Hay que dar crédito a los agricultores, dar asistencia técnica y poner en pie infraestructuras agrícolas», repite Jean-Baptiste. Organizaciones internacionales han enviado ya voluntarios a Haití.
Vía: Hoy