Ahora que el presidente Danilo Medina dio DE VERDAD el silbido para el arranque definitivo de la construcción de la presa Monte Grande, es momento oportuno para que el ministerio de Medio Ambiente inicie un programa intenso de reforestación en el Suroeste.
Tenemos que hacer conciencia de que el agua es la fuente fundamental para la vida prolongada de una presa. La cuenca del río Yaque del Sur, la zona de Los Cuatro Vientos, las lomas altas y medias de Tamayo y San Juan, Bahoruco y Azua ameritan de un plan intenso de siembra masiva de plantas endémicas.
Esto no solo servirá para recuperar la perdida foresta en la región, sino que garantizará que en el futuro las lluvias nunca falten para el mantenimiento de esa y las demás presas de la zona.
Con frecuencia vemos que instituciones públicas y privadas anuncian jornadas de siembras masivas de arboles en la zona de Villa Altagracia, Jarabacoa, Constanza o en Monte Plata donde realmente no es tan urgente llevar esos programas de reforestación.
No es que estemos opuestos a siembra de árboles en esos lugares, por lo que abogamos es porque haya una mejor distribución de las jornadas forestales y se privilegie las áreas más afectadas por la deforestación como es el Suroeste.
Todos los días deben ser buenos para que cada ciudadano siembre un árbol a orilla de un río, un canal, un lago, un parque, un patio o en la falda de una montaña. Por inconsciencia, grandes zonas han ido quedando sin arboles. Es triste ver la actitud indiferente de autoridades oficiales, instituciones privadas, clubes y partidos políticos ante la acelerada deforestación que afecta al país, particularmente el suroeste.
No es solo responsabilidad de las autoridades salvar el bosque y con él las presas y los ríos. Ese es también un compromiso de todos los hombres y mujeres de la zona. Si la memoria no me falla, creo que el último gran esfuerzo por ejecutar un programa importante de reforestación en el Suroeste lo puso en marcha monseñor Fabio Mamerto Rivas, obispo de Barahona en la zona de Los Cuatro Vientos, entre Azua y Barahona.
Consistió en plantar cientos de árboles que, por falta de lluvia, eran mojados con camiones facilitados por el Cuerpo de Bomberos de Barahona.
Aunque el apoyo oficial no llegó, muchos de esos árboles lograron resistir la sequía y hoy son la muestra de aquel proyecto del religioso.
Por eso, hoy que Monte Grande será una realidad en menos de tres años, es urgente iniciar y mantener un programa de reforestación en todo el suroeste. Tiene que ser un compromiso asumido por el Ministerio de Medio Ambiente, que dirige Bautista Rojas Gómez; el INDRHI, la Sociedad Ecológica de Barahona y por todos los hombres y mujeres del Suroeste.
Manos a la obra por el bien de la zona y la vida prolongada de Monte Grande, Sabaneta y Sabana Yegua.
Por: Tomás Aquino Méndez
Vía: http://listin.com.do/