Por Juan Lladó
Los entendidos en la materia reconocen que el ecosistema de la playa de Bahía de las Águilas (BdlA) es muy frágil. Por eso algunos de los experticios que se han hecho sobre su potencial turístico han tendido a proscribir instalaciones turísticas en sus inmediaciones. Pero la reserva de la comunidad ambientalista, aunque refleja tal predilección, no descarta totalmente esa opción. Las posiciones dispares al respecto están consignadas en algunos documentos y en declaraciones de prensa.
La controversia ambiental sobre BdlA comenzó en el 2004 cuando la Organización Mundial de Turismo realizó, a petición del entonces ministro de Turismo, Félix Jiménez, una evaluación sobre sus posibilidades de desarrollo turístico. El reporte correspondiente no se ha obtenido, pero las declaraciones de su autor (Francesc Giro) a Clave Digital fueron tajantes: «Bahía de las Águilas es un área protegida extremadamente frágil que no puede albergar ni hoteles ni desarrollos inmobiliarios de ningún tipo. Sin ningún lugar a dudas, esto tendría un elevado impacto sobre el ecosistema y constituiría un precedente extremadamente peligroso.»
Sin embargo, Giro apuntó también: «Pequeños hoteles de bajo impacto integrados en los humedales y manglares existentes, podrían constituir sin duda un enorme atractivo.» De manera que Giro no descartó que pudieran construirse hoteles, solo que se construyeran de un tamaño que comprometieran la fragilidad del ecosistema costero.
En el mismo 2004, el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de Pedernales elaborado por la AECI tomó una posición menos restrictiva. «Con carácter general se promueve: 1) el uso turístico en todas sus formas, siempre que cumpla con la normativa aplicable vigente y las disposiciones del Plan Nacional de Ordenación Turística; 2) la instalación de infraestructuras de uso turístico que permitan el acceso y alojamiento masivo de visitantes, siempre que cumplan con la normativa aplicable vigente y las disposiciones del Plan Nacional de Ordenación Turística.» Pero este Plan no especificó donde se construirían las instalaciones.
La preferencia de Giro fue que los hoteles grandes fueran construidos fuera del área de BdlA. En eso hubo coincidencia con la propuesta de la empresa francesa Argos que en el 2006 propuso el desarrollo de 6 o 7 «ecolodges» de 60-70 habitaciones en BdlA, mientras concebía a Cabo Rojo y Pedernales como «polos mayores» donde se ubicarían los grandes hoteles. Fueron estos «ecolodges» los que generaron una encendida confrontación entre parte de la comunidad ambientalista y el Ministro de Turismo de entonces que los favorecía. El presidente Fernández eventualmente decidió declinar el proyecto por las firmes objeciones de los ambientalistas.
El tamaño propuesto no era suficientemente «pequeño» y se temió una amenaza al ecosistema. Técnicos del Ministerio de Medio Ambiente (Mateo, 2006) propugnaron por el rechazo del componente del proyecto de Argos que se desarrollaría en BdlA y propusieron en su lugar «diferentes infraestructuras de carácter ecológicas, educativas, recreativas y de esparcimiento, bajo diseño que guarden total armonía con el medio natural, y cuyos materiales de construcción no hagan contraste con su entorno.»
Una subsecuente declaración de la Coalición para la Defensa de las Áreas Protegidas (2006), el mayor lobby ambientalista, compartió ese criterio: «El uso público de Bahía de las Águilas solo puede ejecutarse en base a propuestas ecológicas que garanticen el aprovechamiento máximo de sus potencialidades sin comprometer su existencia.» «Es decir, la capacidad de carga del sistema de playa de Bahía de las Águilas para ser usadas para el baño y la recreación, es sumamente grande a todo lo largo del año, sin embargo, todo ello se reduciría considerablemente si se realizaran instalaciones hoteleras para alojar los visitantes, pues no hay forma de evitar que las aguas servidas y la contaminación generada por diferentes vías y factores, arruinen estos idílicos escenarios impolutos y de playas vírgenes, que por más uso que se les dé, no por ello pierden sus características originales.»
De hecho han sido varias las propuestas que circunscriben el desarrollo hotelero al litoral que discurre entre Cabo Rojo y Pedernales. La primera propuesta la hizo un grupo de arquitectos en el 1997, pero también el Grupo Jaragua y el Consorcio Ambiental Dominicano. Las comisiones ambientales de la UASD y la Academia de Ciencias propusieron en el mismo 2004 el desarrollo de una «Ciudad Turística Bahía de las Águilas» en Cabo Rojo para concentrar ahí todo el desarrollo hotelero. Y más recientemente, el Plan Sectorial de Ordenamiento Territorial Turístico de Pedernales (2012) elaborado por el Ministerio de Turismo hizo acopio de todas las propuestas ratificando ese litoral como el más apropiado para concentrar el desarrollo de instalaciones turísticas (del tipo de los hoteles grandes).
¿Cuáles restricciones conlleva la categoría de protección actual de «Paisaje Protegido»? Lo primero que habría que destacar es que BdlA fue parte del Parque Nacional Jaragua. Sin embargo, la Ley Sectorial de Áreas Protegidas del 2004, mostrando un desacuerdo entre los ambientalistas, segregó la playa del parque y la designó Paisaje Protegido (Categoría VI, de solo seis) en la subcategoría de Área Nacional de Recreo. Ya que los usos permitidos en las áreas protegidas varían según la categoría de protección y que «el gradiente de intervención humana permitido aumenta según sea mayor el número de la categoría», BdlA está en la categoría de menor restricción de uso. «Así, se habla del carácter blando o flexible de las categorías de manejo V y Vl, y de áreas protegidas estrictas a las categorías I y II.» (Sánchez, 2005)
Según la ley vigente y las últimas prescripciones (2012) para los paisajes protegidos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el uso permitido en BdlA es solo recreativo o turístico. La misma Coalición declaró: «Las áreas protegidas son perfectamente compatibles con el desarrollo turístico, si este se sustenta basándose en la planificación y la racionalidad.» Por ende, queda muy claro que BdlA puede albergar instalaciones turísticas y recreativas siempre que se planifiquen bien. Lo que está sujeto a interpretación es si los grandes hoteles, generadores de aguas servidas y posible polución, podrían ser parte de esas instalaciones.
La opinión técnica mayoritaria es que no. Sin embargo, lo repasado hasta ahora muestra que hay espacio para pequeños hoteles, tal vez «ecolodges» aunque no se ha definido cuantos y que tamaño podrían tener. Para entenderlo mejor es necesario analizar cuáles características de los recursos naturales de BdlA y el Parque Jaragua los hace tan frágiles y vulnerables, lo cual se hará en la siguiente entrega.
Por: Juan Lladó
Vía: Diario Libre