Cientos de personas marcharon ayer hacia el Palacio Nacional en protesta contra la instalación de una fábrica de cemento en la comunidad de Gonzalo, próximo a la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Los Haitises. Un cordón policial impidió que los manifestantes llegaran hasta el frente de la Casa de Gobierno.
Cientos de personas marcharon ayer hacia el Palacio Nacional contra la instalación de una fábrica de cemento en la comunidad de Gonzalo, próximo a la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Los Haitises, por considerar que de materializarse se produciría el daño ecológico más grande del país.
Aprovecharon la manifestación para advertir al secretario de Medio Ambiente, Jaime David Fernández Mirabal y al senador por Monte Plata, Charles Marioti, de sepultar su prestigio bajo el polvo de la cementera.
La marcha partió de la intersección de las avenidas Duarte y Pedro Livio Cedeño, pasadas las 10:00 de la mañana. Recorrió la avenida Duarte hacia el Sur y fue interceptada en la confluencia de la avenida México y la calle Juan B. Vicini, frente al Club San Carlos.
En ese lugar, el general José Polanco Gómez, de la Policía Nacional, solicitó a los dirigentes de la manifestación que escogieran una comisión de siete personas para llegar al Palacio Nacional, donde entregarían un documento explicando las razones de su oposición a la instalación de la cementera en las proximidades de Los Haitises.
En vez de ir a la Casa de Gobierno, los organizadores de la protesta decidieron leer el documento frente al club. Señalan que se entregarían 109 mil tareas del Estado en concesión minera a un precio de 53 centavos por tarea, y que solamente generaría 183 empleos permanentes, mientras se desplaza a 1,042 agricultores de Los Haitises.
De igual modo hacen constar que la cementera destruiría cientos de mogotes que forman parte del sistema kárstico, único de Los Haitises, se contaminarían las aguas subterráneas y se pretende subsidiar por dos años los acueductos de las poblaciones de la región, lo que definieron como un absurdo por parte de los promotores de la fábrica.
También tienen programado un sistema de alarma para espantar a las aves al momento de la detonación de las cargas de explosivos, que implica la destrucción de los mogotes cargados de agua dulce y de caliza.
Señala el documento que es evidente que la expulsión de los campesinos de la zona, sin pagarles las permutas establecidas en los decretos 192-92 y 1706 no tenían por objeto salvar Los Haitises de la depredación sino entregarlos para la explotación sin importar el daño que haga al país.
La manifestación la encabezaron el Movimiento Campesino de Trabajadores de las Comunidades Unidas (MCCU), el Foro Social Alternativo, La Federación Nacional de Transportistas La Nueva Opción (Fenatrano), el Comité para la Defensa de los Derechos Barriales (Copadeba), y otras entidades.
Entre los que participaron en la marcha, están el ex fiscal del Distrito Nacional Guillermo Moreno, Fidelio Despradel, Amparo Chantada, Ramón Almánzar, Manuel María Mercedes .
El forcejeo
Luego de 30 minutos de detenida la marcha, frente al Club San Carlos, el padre Rogelio Cruz y la periodista Consuelo Despradel salieron por la calle Benito González esquina Emilio Prud’ Homme, pero fueron interceptados por policías armados y con chalecos anti balas y maltratados físicamente.
El padre Cruz, coordinador del Movimiento social cívico religioso Se Puede, fue tirado al pavimento por los agentes que “le entraron como enjambre de abejas”, pero de inmediato llegaron grupos de personas para darle apoyo al sacerdote y a Consuelo Despradel.
El padre Cruz y Despradel exigieron su derecho al libre tránsito, pero al parecer la orden de los policías era no dejarlos avanzar, ya que a pocas cuadras estaba el Palacio Nacional, destino de los manifestantes.
Terminada la marcha, y cuando la mayoría de los participantes se retiró de la zona, el padre Cruz y un grupo de manifestantes lograron llegar hasta el parque Benito Juárez, frente al Palacio Nacional, donde montaron una vigilia por el rechazo a la cementera.
Por: Juan M. Ramírez
Hoy Digital