Los fondos de agua han mostrado ser exitosos en el propósito de cuidar las fuentes de agua dulce, un recurso escaso pues menos del 2 por ciento del agua del planeta entra en esta categoría. Fueron concebidos por The Nature Conservancy, TNC (Conservación de la Naturaleza) como un modelo de conservación a largo plazo.
Se trata de fondos fiduciarios que son capitalizados por los diferentes sectores que usan el agua, quienes aportan dinero para financiar la gestión de tierras en la cuenca alta a fin de asegurar un suministro de agua limpia, que esté disponible durante todo el año y que proteja poblaciones y sectores productivos de inundaciones.
Esa iniciativa recibe el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por su sigla en inglés) y la Fundación FEMSA (de la empresa Coca Cola). Las cuatro entidades integraron en 2011 la Alianza Latinoamericana de Fondos Agua, que trabaja en nueve países con unas 5,000 familias y más de 100 gobiernos, empresas y organizaciones de la sociedad civil para ayudar a restaurar y preservar las cuencas.
En Latinoamérica existen 16 fondos de agua en diferentes etapas de implementación en Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Venezuela y República Dominicana, beneficiando potencialmente a más de 43 millones de personas. La meta de la alianza es que a 2016 haya al menos 32 fondos de agua operando en la región.
La efectividad de ese esquema fue reconocida en 2013 por la Fundación Rockefeller, en Nueva York, otorgando a TNC el Premio Innovadores del Siglo por la iniciativa de los fondos de agua, seleccionada entre más de 1,000 propuestas de todo el mundo que fueron presentadas al concurso.
Experiencia dominicana
En el país han sido creados dos fondos de agua: uno para la cuenca del río Yaque del Norte, con 7,053 kilómetros cuadrados, que equivale al 14.6% del territorio nacional, y el otro para proteger las cuencas de los ríos Haina, Nizao y Ozama, que abastecen de agua la Capital y parte de la provincia Santo Domingo.
La cuenca del Yaque del Norte es prominentemente agrícola, el 80% del agua es consumida por este sector. El director ejecutivo de la Asociación para el Desarrollo de Santiago (APEDI), Saúl Abreu, dijo que el agua de esa cuenca está comprometida en un 95%. “El principal usuario, que es el sector agropecuario, tiene que responder por el uso que le da al agua”, dijo.
Consideró que los demás usuarios que se benefician del agua, entre los que citó empresas que tienen el agua como materia prima, las entidades que manejan el agua como servicio humano y las personas y sectores productivos que reciben el agua potable, deben aportar recursos para las labores de conservación.
Se espera que más de 1.7 millones de personas se beneficien de las inversiones en conservación de la cuenca y subcuencas del Yaque del Norte. En tanto, las labores de conservación en las cuencas Haina, Nizao y Ozama, a través del Fondo de Agua Santo Domingo, beneficiará a 3.0 millones de habitantes.
Francisco Núñez, director de TNC en el país, dijo que con los fondos de agua buscan “garantizar el financiamiento de los proyectos de recuperación de las cuencas a mediano y largo plazos. Estas cuencas se han degradado a tal punto que recuperarlas se va a tomar más de 50 años. Entonces, para poder recurarlas necesitamos recursos que permitan hacer esos trabajos”.
En ese sentido, precisó que si bien la participación en los fondos de agua es de carácter voluntario, hacen un llamado al empresariado, y que posteriormente lo harán a la población, para que colaboren con la conservación de las cuencas productoras de agua. “Sin las cuencas no habrá embalses que reciban agua”, puntualizó.
LOS CASOS QUE SON REFERENTES
AMERICA LATINA
Ecuador funciona el Fondo para la Protección del Agua (Fonag), que se creó en 1997 en Quito para proteger las cuencas de Guayllabamba, Antisana y Papallacta, beneficiando a 2,38 millones de personas. Cuatro mil familias reciben pagos en el área de la cuenca. También en Ecuador operan el Fondo del Agua para la Conservación de la cuenca del río Paute (Fonapa), en Cuenca y Azogues, y el Fondo de Páramos Tungurahua y Lucha Contra la Pobreza, en Ambata. En Bogotá, Colombia, se instauró en 2008, Agua Somos para la protección de las cuencas de Guatiquía, Blanco y Teusacá, y los ríos Bogotá y Tunjuelo.
En Brasil funcionan fondos de agua en Sao Paulo (Fondos de Agua PCJ y Alto Tiête, fundados en 2005 para proteger las cuencas de Piracicaba, Capivari, Jundiaí y el Alto Tiête, que benefician a una población de 22,1 millones de habitantes; en Río de Janeiro el programa Productores de Água da Floresta, que se creó en 2008, protege la cuenca Guandú, que suministra el 80% del agua para 8.0 millones de habitantes, y en Espíritu Santo funciona el Fondo Estatal del Agua (FUNDAGUA) establecido en 2008. En Lima, Perú, se estableció en 2010 Aquafondo, que financia proyectos de conservación para las cuencas del Rímac, Chillón y Lurín, donde los glaciares se están derritiendo por el cambio climático. Esas acciones garantizarán agua a 8.0 millones de habitantes.
En México existen dos Fondos de Agua que en conjunto benefician a más de seis millones de habitantes en Chiapas y Nuevo León: el Fondo de Agua Metropolitano de Monterrey y el Fondo Semilla de Agua.