Señor Presidente De manera muy personal me dirijo a usted para expresar mi sentimiento de gratitud por su visita a nuestro pueblo para decir que la presa Manabao-Bejucal-Tavera no está en sus planes.
Este es un sentimiento que siento surgir desde las profundidades y riberas del bien amado Yaque del Norte en su transitar por Jarabacoa, la tierra donde duerme Dios y donde siempre es primavera.
Jarabacoa es un pueblo de gente sencilla, amable y trabajadora en cuyos rostros la sonrisa permanece, sin importar las vicisitudes, ya que la fe en Dios es la mayor de nuestras cualidades.
Jarabacoa es un pueblo que ha realizado invaluables aportes a la nación. Desde nuestros héroes restauradores, antitrujillistas y de Caracoles hasta una gran pléyade de intelectuales, educadores, comunicadores y empresarios de los cuales nos sentimos tan orgullosos como de ser los habitantes que duermen arrullados por nuestro inmenso Yaque del Norte.
Por todas estas bondades y calidades de los jarabacoeños, Señor Presidente, es que le solicito encarecidamente que
desempolve, de los archivos de la oficina en donde usted toma muy atinadas decisiones, el funesto decreto No. 689-00 firmado por el ex-presidente Hipólito Mejía y publicado en la Gaceta Oficial de fecha 15 de septiembre del año 2000.
Señor Presidente, se hace necesario que usted revoque ese dictamen para que la gente de Jarabacoa, el «rinconcito sutil y encantador», pueda disfrutar en paz con Dios y con usted la belleza intensa de la Madre Naturaleza con la que el Supremo Creador nos ha premiado.
Todos y todas los que co-habitamos en estas preciadas lomas enarbolaremos la bandera verde y trabajaremos arduamente por la preservación y limpieza de sus aguas y de las montañas que albergan su nacimiento, crecimiento y adultez. De esto no debe quedarle la menor duda.
En la seguridad de su atención y con mis más altos sentimientos de respeto, consideración, estima y admiración, le saluda,
Emilia A. Hernández Durán (taty)
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