Señor Alcalde: menos arrogancia, más cooperación, más trabajo coordinado, eso es lo que Santiago necesita

En su pretensión de paralizar la construcción del Parque Central de Santiago bajo el alegato de que “requiere de los permisos municipales” y que se necesitan “reglas claras sobre las condiciones de operatividad”.La Alcaldía de Santiago comete un desaguisado mayúsculo, un afán extremo de protagonismo y una demostración preocupante de arrogancia de parte de su incumbente.

Partiendo de la lógica del Alcalde, lo primero que hay que apuntar es que entonces debería los Ministerios de Obras Públicas y de Medio Ambiente, paralizar todas las obras que ejecuta la Alcaldía hasta validar si cumplen o acaso han solicitado los permisos de rigor en esas instituciones.

En segundo lugar, la Alcaldía es parte del Patronato del Parque Central y el hecho de que el Alcalde desde que asumió no se haya interesado en involucrarse en la dinámica del mismo, para ahora sostener alegatos tan baladíes como el que “se ha estado trabajando al margen de las normas” y que  “esa no debe ser una obra privada” cuando las instituciones ejecutantes son el Ministerio de Obras Públicas y el de Medio Ambiente y coordinado por la APEDI quien es la entidad designada por decreto para coordinar el Patronato.

Independientemente de que como ciudadano valoro el ejercicio de Gobernanza del territorio que quiere ejercer el Alcalde, creo que sus acciones son innecesariamente conflictivas y atropellantes, pues creo que bastaba con una llamada telefónica a los Ministros encargados para coordinar esfuerzos en bien de la ciudad. 

Si en cambio Gonzalo Castillo y Francisco Dominguez Brito actuaran con la beligerancia de Abel, a estas alturas la alcaldía no hubiera podido ejecutar casi ninguna de sus obras, para las cuales  rara vez se detiene a coordinar con esos Ministerios.

El Alcalde es un hombre Joven, un político que ha demostrado capacidad de gerencia y el arrojo suficiente para conseguir objetivos positivos para la ciudad, si tan sólo pudiera darle un consejo sano, es que canalice mejor sus energías, «su gente» no puede andar por ahí chocando con todos, aún cuando tenga la razón en ciertos propósitos, que le cuesta sentarse a dialogar, discutir competencias y aunque sean iniciativas de otros, sumar voluntades por el bien de la ciudad… o acaso  no  ese es el objetivo común de los servidores públicos? 

Por imaginarme, me imagino lo que dirán algunos de sus circundantes amigos: «quien es este para estar aconsejando al Líder»?  Pues bien, soy Nelson Bautista, apenas un ciudadano, que para bien o para mal lo conoce desde que pululabamos entre los recovecos de la Villa Olímpica, allá por los años 80 y que aún se considera su amigo y que apuesta a su demostrada inteligencia para no seguir acumulando entuertos en cada esquina.