A mediados del siglo pasado y durante la Unión Soviética desapareció el Mar de Aral, un lago endorreico, o mar interior, a causa de que fuera redireccionado hacia los cultivos de algodón.
A pesar de esto, Rusia continuó siendo una enorme reserva de agua, pero el final de esta característica, está llegando. El Volga, la mayor arteria fluvial, ya presenta una gran sequía, que no responde a los ciclos, según los científicos.
Lo que explicaría esta situación es la utilización del recurso hídrico para actividades industriales lo que llevaron a una reducción del nivel del Volga en más de un tercio. Situación similar a lo que vivió este río en 1975, y que se replicó entre 2008 y 2010.
La cuestión es grave, porque la vasta cuenca del río alimenta y alberga 39 regiones, 40% de la población rusa. Se concentra casi la mitad del potencial agrícola e industrial de Rusia: 40.000 toneladas anuales de pescado y una cuarta parte del total de energía hidroeléctrica. Además se trasporta mediante la navegación del Volga, 50 millones de toneladas de carga y 800.000 pasajeros al año.
Un verdadero desastre que se repite a causa de la falta de visión a largo plazo de los administradores, que no entienden que la naturaleza tiene lógicas propias de abastecimiento, que no responden al uso abusivo de los recursos en vías de un supuesto “progreso”.
Vía: VeoVerde