En la tarde del jueves 8 de junio de 2011 el Arroyo Gurabo tuvo una de las avenidas más desastrosas que se recuerden para ese afluente, inundando decenas de viviendas y causando deslaves y arrastre de propiedades en todo el cauce desde el norte de la ciudad hasta su desembocadura. Varios residentes en la zona culpan de los daños a una especie de represa que han construido los «mineros» que buscan ambar loma arriba.
En su momento, en enero de este año, este portal se hizo eco de la denuncia un dirigente comunitario que reside cerca de la zona, pero se desconoce si el Ministerio de Ambiente ejecutó alguna gestión.
Este incidente debe servir para prestar mayor atención no sólo a la gran deforestación que prevalece a lo largo de la cordillera septentrional, sino también este tipo de acciones de represar rios o arroyos con fines mineros o agrícolas.
El hecho es que, independientemente de la cantidad de agua caida en la cabecera, es obvio que el cúmulo de agua en la represa rudimentaria y su ruptura brusca fue la causa del impacto mayúsculo de la venida este arroyo por el que apenas corre agua en condiciones normales.