El futuro de las ciudades inteligentes es «el que construyamos entre todos», de ahí la necesidad de fomentar la participación de los ciudadanos en el diseño de las urbes, asegura Carlo Ratti, profesor en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Estados Unidos.
Porque la tecnología hace su parte, pero es “necesaria la participación de los ciudadanos, que compartan y colaboren con ideas sobre cómo mejorar las ciudades”, según Ratti, quien participó hace unos días en Madrid en el Urban Mobility Workshop de la Fundación Norman Foster.
Ciudadanos activos
“El futuro no tenemos que imaginarlo, tenemos que construirlo como ciudadanos activos”, de ahí la importancia del control de los datos que facilitará -por ejemplo- la adaptación de la movilidad en las ciudades, y que permiten “entender mejor” lo que sucede en ellas, ha sostenido el director del Senseable City Lab en el MIT en entrevista con EFEverde.
Un informe de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) de mayo pasado señala que los atascos en ciudades como Madrid o Barcelona generan elevados costes sociales y elevan en un 25 % el tiempo medio de desplazamiento.
Según el estudio, esto supone una pérdida de tiempo de 119 horas al año por conductor en Barcelona y de 105 en Madrid, con unos costes de superiores a los 175 millones de euros anuales en cada ciudad.
Los datos, asegura Ratti, permiten acceder a una serie de servicios como el alquiler de bicicletas o de automóviles, y todo tipo de transportes donde y cuando lo necesite el usuario facilitando la movilidad en las ciudades.
Actualmente más del 50 % de la población mundial vive en centros urbanos, con una previsión de que ese índice supere el 70 % para 2050.
La tecnología y la movilidad
Por tanto, “lo que realmente necesitamos para mejorar la movilidad es tener más opciones en los nuevos paradigmas de demanda”, ha dicho el arquitecto, ingeniero e inventor de origen italiano.
Ratti y su equipo son los creadores del Copenhague Wheel, un sistema innovador para el transporte sostenible en bicicleta que ya está en el mercado.
Según el experto, “la tecnología es brillante, queremos jugar y trabajar de forma muy estrecha con ella, en muchos diseños inteligentes para mejorar la movilidad en las ciudades”.
La tecnología puede “ayudarnos a ser más eficientes y utilizar mejor las infraestructuras y los recursos naturales, eso significa menos consumo de energía y menos emisiones de dióxido de carbono (CO2), la reducción de temperaturas y por lo tanto luchar contra el calentamiento global”.
Asimismo, la tecnología “puede ayudarnos en una mejor adaptación”, según el socio fundador de la oficina de diseño internacional Carlo Ratti Associati, radicada en Turín (Italia).
Por lo tanto, por un lado “favorece la reducción de emisiones y por otra la adaptación y cómo podemos utilizar las cosas para controlar las consecuencias de la subida de temperaturas, que están relacionadas con la subida del nivel del mar”.
Ratti, quien participó junto a su equipo en el diseño del pabellón digital del agua de la Expo de Zaragoza 2008, cree que las ciudades españolas están indagando “en diferente grado” cómo adaptares a ser ciudades inteligentes, “no se puede hacer una clasificación porque cada urbe lo hace a su ritmo”, ha asegurado.
Mientras en América Latina, ha reseñado el trabajo que se ha realizado en Medellín (Colombia), ciudad que ganó el premio a la adaptación a ciudad inteligente hace unos años, sin dejar de citar a Ciudad de México y Río de Janeiro.
EFEverde