La Lomita, de Pinar Quemado, Jarabacoa, es una pequena aldea de hombres y mujeres laboriosos que, con sus propios medios, ha podido sembrar más de 30 mil tareas de árboles para reforestar la zona.
Gracias al trabajo de unos quince jóvenes voluntarios, La Lomita, que antes era un lugar abandonado por agricultures que dejaron de sembrar y recoger café, ha recobrado su esplendor natural y hoy es una comunidad que puja por desarrollarse.
Casi todos los que viven allí son familiares. Ellos se ocupan de cuidar los bosques, y cuando se produce algún fuego, ellos mismos lo sofocan.
Buscando la manera de sacar mayor provecho a la agricultura, han ideado unos invernaderos que edifican con madera de pino, de sus propios pinares, con plantas que tienen que ser entresacadas para que el resto no se malogre.
Cerca de un centenar de varas y horcones de pino, pertenecientes a una mujer de la comunidad, fueron incautadas por inspectores de Medio Ambiente, pero cuando la comunidad fue a reclamar su devolución se enteraron de que la madera había “desaparecido”. Lo que se murmura es que hay una mafia que vende las varas entre 3,000 y 4,000 pesos, aunque su valor real es veinte veces mayor.
Si de veras esto se ha hecho común en los alrededores de La Lomita, de Jarabacoa, estamos ante un monumental abuso contra campesinos y productores que han hecho mucho por la protección del entorno, sin que jamás hayan dado una nota como depredadores.
Creemos que esta es una excelente oportunidad para que el ministro de Medio Ambiente, Bautista Rojas Gómez, disponga una exhaustiva investigación y, en consecuencia, disponga la devolución de las varas de pino incautadas a los campesinos, para que puedan echar hacia adelante sus proyectos de invernaderos.
Vía: Listín Diario