POR MARGARITA QUIROZ
Indudablemente, Punta Salinas, en Baní, constituye uno de los paraísos exóticos más hermosos y poco explorados de la República Dominicana. Este escenario natural configurado por una franja de tierra, está bordeado como ningún otro en el país, de una variedad de atractivos para disfrutar.
Para algunos, un enigmático lugar donde se han tejido leyendas de apariciones de sirenas. Para otros un paraíso terrenal creado entre dos playas.
Demarca la frontera entre la Bahía de Las Calderas (al este) y la Bahía de Ocoa (al oeste), constituyéndose en el punto medio de dos atractivos relevantes desde la óptica ecológica para la provincia Peravia, ya que ésta es una de las áreas costeras de mayor demanda de protección.
Además, Punta Salinas tiene en frente a las Dunas; al norte la Loma del Curro, los Corbanitos y al sur Las Salinas, con sus montañas de sal y coloridas casas de madera y zinc.
Su parte más estrecha no supera los 20 metros y en su expansión más ancha, apenas alcanza los 400 metros, creándose de esta manera una silueta «de forma caprichosa», como bien dicen los entendidos en la materia, la cual simula ser otra isla, rodeada de agua verdeazulada y arena color plomo.
La Bahía de Las Calderas, antiguo puerto de protección en tiempo de la Colonia, es actualmente una base militar de la Marina de Guerra, pero, en cuya costa playera se ha ido desarrollando el turismo tradicional dejando espacio para el ecológico.
El sociólogo Dagoberto Tejeda describe a Punta Salinas como » un paraíso entre dos playas», al tiempo que dice: «entre pinceladas de añoranzas y reconstrucciones imaginarias, recuerdo mis primeros años, cuando mi padre era el maestro de Las Calderas, que con pescadores amigos, contemplaba anaranjados atardeceres, corría como loco entre Las Dunas, atrapando aceitunas moradas, recogía sal cristalina con pedacitos de espejos de Las Salinas, mientras dibujaba mapas imprecisos en las dos playas vírgenes de Punta Salinas, con mis pequeños pies descalzos, sin traje de baño y sin malicia, entre voces de sirenas y la danza de sus olas caprichosas que despeinaban a una arena centenaria».
La playa de Punta Salinas de Puerto Hermoso se encuentra aproximadamente a 27 kilómetros de la ciudad de Baní y a menos de un kilómetro del pueblo de Salinas cuyo nombre le fue dado por la presencia de salitrales marinos que han sido explotados durante años de una manera artesanal. No lejos pueden observarse las elevaciones de sal marina que semejan nubes que se arrastran y que dan la impresión de que en cualquier momento despegarán hacía el cielo.
A juicio del ecologista Domingo Abreu Collado, la playa que forma Punta Salinas es ideal para el turista que busca alejarse del ruido que normalmente produce el turismo tradicional.
Una de las ventajas de esta playa –a juicio de Abreu Collado–, son sus constantes vientos, que a manera de caricia, sopla de 6 a 20 nudos por hora, eliminando los molestos malles y jejenes, presentes en muchas playas del país.
Esta zona es una combinación de terreno desértico y pequeñas montañas las cuales «alimentan» la necesidad de velocidad de los «windsurfistas» locales quienes lo visitan cada fin de semana.
HISTORIA DE SALINAS
El 30 de julio de 1502, ante la inclemencia del mal tiempo, el almirante Cristóbal Colón se refugió en Puerto Hermoso, en la Bahía de Calderas, en las cercanías de Matanzas, próximo a Baní. Aquí Colón descubrió un paraíso que lo dejó anonadado. Luego, abandonó la Bahía de Las Calderas, sin divulgar el paraíso que había descubierto, por miedo a su profanación y destrucción, bautizándola como la Bahía de Puerto Hermoso.
El secreto duró poco, porque algunos de los marinos que estaban con Colón lo divulgaron, comenzando el gobernador Ovando a darle uso comercial a las Salinas más grandes y productivas del Caribe en ese momento.
Esta mina de sal significa otro atractivo de la zona y actualmente es la segunda fuente generadora de empleo para centenares de personas.
Para extraer la sal, la cual pasa a ser administrada por el Ayuntamiento provincial, se ha utilizado durante años el empleo de mano haitiana.
PARADOR TURÍSTICO PUNTA SALINAS
Al llegar a Punta Salinas, rodeado por la playa, se encuentra el Parador Turístico Punta Salinas una propuesta creada por el empresario Franklin Díaz Reyes con el interés de compatibilizar un proyecto turístico de inversión privada abierto al pueblo.
Se trata de una infraestructura con apariencia de choza de estilo moderno que consta de un restaurante con especialidad en mariscos, así como de áreas de baile y de entretenimiento para los niños.
Actualmente está en proyecto la construcción de un pequeño hotel de 15 habitaciones con el interés de que el vacacionista permanezca varios días en Punta Salinas, sin que tenga que salir en busca de alojamiento.
Además, el parador posee el Museo Rafael Herrera Cabral en donde se exhiben piezas que narran la historia de Baní y objetos personales del destacado periodista ya fallecido y quien naciera en esta ciudad. Este parador sirvió de alojamiento para desarrollar, por primera vez en Baní, la Feria Ecoturística Internacional Punta Salinas 2004, la cual se pretende realizar todos los años.
Según Díaz Reyes, visitar Punta Salinas es un pretexto idóneo para pasar unas vacaciones en familia y en total tranquilidad.
«Esta zona es un verdadero paraíso entre dos playas. Sus aguas cristalinas y tibias, de poca profundidad, semejante a una piscina natural, son curativas y afrodisíacas… mojan el cuerpo y bañan el alma», afirma.
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