La humanidad va tomando conciencia, ante los embates al medio ambiente cada vez más contaminado, que el agua se está convirtiendo en un artículo de lujo; para muchos futuristas y autores de ciencia ficción predicen que las próximas guerras van a ser por el control del agua en el planeta.
Cada año se agrava la situación, cuando en regiones de muchos países las lluvias escasean y los ríos se han secado, mientras otras se ven sometidas a torrenciales períodos de lluvias, destructoras de vida y propiedades o a severos procesos de contaminación ambiental. Ocurre una dislocación de la Naturaleza, fruto de la maldad del hombre para arremeter en contra de sus recursos, sin importar las consecuencias de tal acción.
La depredación al suelo ha sido descomunal, que junto a las emanaciones de gases y carbones, la atmósfera se ha vuelto irrespirable en muchas ciudades chinas y mejicanas, obligando a severos controles y sanciones para frenar el colapso del planeta.
Mientras tanto, nuestro país todavía no acaba de tomar conciencia de lo limitado que es su recurso agua, la misma se desperdicia a raudales afectando de mala manera el funcionamiento de los canales y acueductos que se convierten en un despilfarro de agua, que ninguna autoridad se decide a frenar estableciendo controles, y que el consumidor, ya sea en una residencia, una industria, un parque o una finca pague el valor que cuesta llevar esa agua tratada al centro de consumo.
Una de las regiones, en donde más se vislumbra una seria preocupación por la administración del recurso agua es en Santiago, donde su organismo distribuidor, CORAASAN, se ha ocupado de inculcarle al santiaguero el valor del agua, y con un buen sistema de contadores y de distribución, estimula que los usuarios del acueducto conozcan que el agua ya no es un regalo divino.
El Ing. Emilio Peralta, Millo para sus familiares y amigos, es un empedernido y apasionado estudioso de los recursos hídricos de su provincia y de su Yaque del Norte. Son numerosos los estudios e informes que ha preparado advirtiendo la necesidad de ocuparse de controlar el uso del agua para evitar esos desperdicios, que él bien señala en su última obra “Uso Racional del Agua en Santiago”, nos pinta un panorama bastante preocupante e incierto donde lleva a los santiagueros a preocuparse de resolver los problemas, que afectan el manejo del agua en la zona, destacando en especial el progresivo deterioro de las obras civiles que una vez se construyeron con el entusiasmo y esperanzas, pero al poco tiempo la indolencia burocrática y el escaso interés político a costosas estructuras dejaron de dar servicio para el cual fueron diseñadas y construidas.
Peralta se torna tenaz para estremecer las conciencias de los responsables, que en lugar de la gente estar pensando en estar lavando los vehículos con un abundante desperdicio de agua o dejándola correr por los surcos de las parcelas agrícolas sin control y pérdida permanente de agua, o dejarla correr en un sin número de canales maltrechos, destruidos por el descuido y dejadez de las autoridades, éstas asuman otra actitud para ir en rescate del medio ambiente para que el agua alcance para todos y las presas de Tavera y Bao puedan proseguir su vida útil, dándole al cibaeño el servicio para las cuales fueron diseñadas y construidas, generando electricidad, fertilizar los campos de Santiago y del Noroeste y darle de beber a esas crecientes poblaciones de Santiago, su vecina Moca y un sin número de pueblos a lo largo del río Yaque del Norte.
Es muy importante que esa valiosa clase emprendedora, dinámica y ejecutiva de Santiago, haga valer su peso político, para que sea en la hidalga ciudad desde la cual los dominicanos asimilemos que el agua es un recurso finito, que es lo que procura el Ing. Peralta en su informe, y todavía nadie asimila el desperdicio, y si no se frena a tiempo, dentro de dos o tres generaciones, podría ocurrir que la disputa por un tanque de agua potable de 55 galones llevaría a una severa agresión.
Por Fabio Herrera Miniño
Vía: http://hoy.com.do/