Moradores de esta comunidad denunciaron los peligros a que están expuestos desde hace años por la polvareda que emana de la explotación de una mina de mármol y una fábrica de agregados.
Afrmaron que el polvo acabará por mandar al cementerio a cientos de sus pobladores, con el agravante de que el ministerio de Medio Ambiente no hace nada al respecto, aunque han denunciado la situación en muchas ocasiones.
Explicaron que la explotación de la mina de mármol y una fábrica de agregados los mantiene enfermos de los pulmones, con gripe y otras enfermedades respiratorias. Dicen que la vida en la comunidad ha dado un giro gigantesco.
Los pobladores aseguran que el polvo, que pinta el aire de gris las 24 horas del día, terminará por acabar también con el agua de las lagunas naturales, los ríos y los árboles, pero sobre todo con la agricultura, que es su principal soporte.
“Rechazamos con firmeza esta forma de manejar la mina y exigimos a las autoridades pertinentes las garantías necesarias para evitar que sigan contaminando el ambiente, que está acabando con nuestras vidas y cuya situación nos va a mandar al cementerio mucho más rápido”, dijo José Agustín de la Cruz.
Aseguró que el caso es más grave de lo que se dice y que allí ya no saben cómo enfrentar el problema, porque nadie va en su auxilio.
Las aguas del río Jagüey y la Laguna de Hatillo tienen un color distinto al del agua fresca recién nacida en la montaña. En las orillas no hay vegetación.
Los comuneros además insisten en que temen que la Barrick Gold se adueñe del entorno y los deje con los brazos cruzados, porque según opinan la intención de la empresa es tomar toda la montaña y explotar oro, cobre y bauxita.
Los residentes presentan enfermedades frecuentes, como diarrea, afecciones respiratorias, tos, reuma.
El problema del humo que desprenden las fabricas Morteros de Europa y Caliza Mar afecta a otras diez secciones que viven de la agricultura y que no tienen más fuentes de agua que la contaminada, como son Manteca, Rincón, Los Guzmán, El Ocho, El Llano, El Gallo, Atalaya Arriba y Atalaya Abajo, Comedero Arriba y Comedero Abajo
“Nosotros comíamos pescado de la laguna de Hatillo, pero no podemos hacerlo ya porque los pescados están contaminados. Aparecen en la orilla cientos de peces muertos cada día”, sostiene Francisco Ignacio Abreu.
Para los comunitarios Bienvenido Canela y Antonio Santos, el Caballero era un pueblo de gente muy trabajadora que vivía del Cacao y de la explotación manual de la mina, sin perjudicar a nadie, pero que de unos años a esta parte el pueblo se ha secado.
“La sequía de los arboles, del cacao y el agua contaminada ha acabado con este poblado de gente trabajadora. Nosotros no nos oponemos al progreso pero tampoco nos vamos a quedar de brazos cruzados si sigue la problemática”, asegura Canela.
Entienden que los recursos que deben entregarle al pueblo por concepto de operación no se ven por ningún lado.
“Estas empresas se comprometieron con el Ministerio de Medio Ambiente y las diferentes organizaciones sociales y comunitarias que existen en Caballero, a ejecutar campañas de reforestación en los bosques y montañas pero no se ha cumplido el acuerdo”, argumentan.
Juana Tiburcio, a nombre de las amas de casas, sostiene que los enseres de la casa se estan dañando todos y que no vale limpiar porque el polvo es parte de ellos. «Aqui no hay nada limpio porque nos levantamos, sacudimos y es para nada. Mire nosotros lo que limpiamos ahora cuando damos la vuelta hay que limpiarlo de nuevo. Esto es una zozobra», dijo.
La instalación de empresas han creado unos 275 puestos de empleo, los que los denunciantes entienden que no recompensan el grado de contaminación ambiental de la zona.
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Barrick y estragos
Los comuneros temen que la Barrick Gold se adueñe del entorno y los deje con los brazos cruzados, porque creen la intención es tomar toda la montaña y explotar oro, cobre y bauxita.
La instalación de empresas han creado 275 puestos de empleos,los que los denunciantes entienden no recompensan el grado de contaminación ambiental de la zona.
Por: Yamira Taveras
Vía: Hoy