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Aunque la presa de la localidad Monte Grande, Barahona, aseguraría de las inundaciones a los pobladores del noroeste y a su producción agrícola, lamentablemente podría a su vez convertirse en el mayor riesgo de desaparición del Lago Enriquillo, según advierte un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El estudio se presentó durante las actividades realizadas por Medio Ambiente, a propósito de la firma del Plan de Acción del Corredor Biológico que firmaron los gobiernos de República Dominicana, Haití y Cuba.
Además de advertir sobre los efectos que tendría la presa sobre el lago, el estudio del PNUD compila una serie de investigaciones técnicas sobre las condiciones hídricas de la zona.
Sixto Incháustegui, del PNUD, lamenta que ni República Dominicana ni Haití tengan informaciones sistemáticas sobre el comportamiento del Lago Enriquillo y su vecino el Azuei, que está en la frontera de los dos países y que también está produciendo serias inundaciones.
A partir de 1970, las oscilaciones de las aguas del Lago Enriquillo habían sido menos intensas por el impacto que tiene la explotación de extensas áreas agrícolas en las cuales los productores utilizan las mismas fuentes que alimentan al estanque natural -dice.
El Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDHRI) anunció hace unos días que el Gobierno gestionará un préstamo internacional para la construcción de la presa de Monte Grande. Según cifras oficiales, el costo del proyecto supera los US$270 millones y su embalse serviría para aprovechar las aguas del río Yaque del Sur y, por consiguiente, regular las inundaciones.
Expertos como el geólogo Rafael Osiris de León, consideran sin embargo, que la construcción del embalse de Monte Grande, aunque controlaría los vertidos de las presas de Sabana Yegua y Sabaneta, no contribuiría a disminuir los niveles de crecimiento de las aguas del lago, debido a que el 80% de las escorrentías que están provocando las inundaciones son aguas subterráneas que llegan por los manantiales de Las Barías, Las Marías, Boca de Cachón y la Zurza.
De León asegura que a las aguas subterráneas se suman los vertidos superficiales de ríos como Las Damas, Panzo, Vermesí y Guayabal.
LA DEFORESTACIÓN
En su estudio el PNUD muestra preocupación por el desplazamiento de los agricultores a causa de las inundaciones del lago Enriquillo. Asegura que la degradación de los suelos en las sierras Neiba y Baoruco podría agravarse en la medida en que los desplazados se muevan hacia sus laderas o quemen los remanentes de bosque seco. Apunta que esto, a su vez, agrava la propia condición de pobreza de los agricultores. El documento advierte que el fenómeno de crecida del los lagos Enriquillo y Azuei demuestra la necesidad de coordinar de manera institucional el desarrollo del espacio físico y económico de la región y de asumir que República Dominicana y Haití son dos naciones diferentes que comparten un mismo espacio natural y en el cual los limites fronterizos no son válidos.
