En 1508, Ovando encomendó al renombrado cartógrafo Andrés de Morales explorar La Española, y dibujar un mapa de la misma. Éste conceptualizó el sistema fluvial partiendo de las montañas de Cibao, con cuatro ríos principales con rumbos cardinalmente orientados: Yaque, hacia el Norte; Yuna, al Este; Neyba, al Sur y Artibonito, hacia el Oeste.
Agréguese a esta concepción básica los ríos Isabela, Haina, Nizao, Ocoa y Baní para apreciar que estas cuencas, que se originan en el centro de la cordillera, suman una extensión aproximada de 25 mil Km2, casi 52% del territorio dominicano. Considérese que la cuenca del transfronterizo Artibonito tiene cerca de 7 mil Km2 más en Haití. Actualmente viven en estas áreas o dependen de ellas la mayoría de la población de toda la isla.
En esta zona de la Cordillera Central están los parques nacionales J. Armando Bermúdez, José del Carmen Ramírez, Juan Bautista Pérez Rancier (Valle Nuevo), Eugenio de Jesús Marcano (Montaña Humeadora) y Nalga de Maco. Algunos de ellos fueron de las primeras áreas protegidas del país y son ahora parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Para enfatizar su importancia en la sostenibilidad de la vida y producción del país, la zona montañosa donde se encuentran estos parques fue denominada Madre de las Aguas.
Pero, no por estar protegidos estos 3 mil Km2 de bosques de montaña son zonas invulnerables a la degradación por las presiones de uso, ni se conservan en el estado original en que debieran. Por el contrario, la acción humana ha reducido en un 35% el área boscosa en Valle Nuevo y La Humeadora. Los incendios forestales se suman en el Parque José del Carmen Ramírez para aproximar esta reducción de bosques a un 40%. En el parque Nalga de Maco la deforestación ha dejado en plena tierra la mitad de su extensión. El mejor conservado es el J. Armando Bermúdez, pero la agricultura reciente en las colindancias de La Ciénaga le ha restado cerca de 8% de bosques.
Las señales ominosas de las consecuencias ya se perciben. Un estudio del Instituto Nacional de Recursos Hidraúlicos (INDRHI) calificando la disponibilidad del volumen de agua por habitante por año, el índica que el grado de competencia en República Dominicana causará «problemas generales» y «tensión hídrica» en Haití. En tiempo de sequía estas categorías se extreman a «tensión hídrica» para República Dominicana y «escasez crónica» para Haití. Como muestra, actualmente el servicio de agua para riego y uso doméstico se racionaliza en toda la cuenca del Yaque del Norte y se estima no será suficiente para abastecer el uso desmedido de la población en el 2025.
Leyes y buena voluntad no son suficientes para garantizar el cuidado requerido de estos recursos naturales indispensables. Gestión administrativa deficiente de las autoridades y conciencia ciudadana limitada impiden que suceda el milagro de concretar las intenciones legisladas. Voluntad administrativa y conciencia ciudadana pueden impedir la penetración de la actividad humana más allá de los 300 metros exteriores a los bordes de los parques, evitando el constante repliegue hacia su interior, que por la banda sur oeste del parque Valle Nuevo llega hasta 8 Km dentro del parque.
A pesar de la intensa explotación agrícola en Constanza, es notoria la mayor degradación de bosques en la parte sur de la cordillera. La climatología podría ser razón, pero treinta años de presencia activa del Plan Sierra tal vez justifican la apreciable diferencia entre las vertientes norte y sur de la cordillera Central.
Restablecer a cerca del 100% la cobertura forestal, al menos en estos parques, es un objetivo que justifica la inversión necesaria de recursos, criterios, tiempo y voluntades antes que pensar en nuevas obras de infraestructura vial por estas zonas. Cuando se logre, entonces concibamos cómo hacer dichas obras manejando adecuadamente el impacto ambiental que causarán. Así el progreso será sostenible.
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