Pan y circo

La carta que los vecinos del Parque del Conservatorio (ahora llamado de Iberoamérica) escribieron al alcalde Roberto Salcedo es un ejemplo de la relación entre las autoridades municipales y los munícipes. Del diálogo de sordos en que se ha convertido.

Sin objetar que el Ayuntamiento ejerza su derecho a organizar verbenas populares, la carta plantea serena y respetuosamente todos los inconvenientes -obvios y graves- que tiene organizar la Brillante Navidad en ese enclave en concreto.

El ruido, los atascos, la contaminación… frente a dos hospitales, y en medio de una zona residencial y entre vías claves para el tráfico de la capital, lo convierten en un punto particularmente no apto para actividades de masas. Los vecinos no lo dicen así en su carta, pero la idea es… francamente mala.

Lo que les ha pasado a ellos puede pasarle a cualquiera, no importa dónde usted viva. Sus derechos como ciudadano y contribuyente no valen nada ante un político con un plan entre ceja y ceja. Pan y circo.

¿Será un éxito de público? Por supuesto que sí. ¿Los niños lo disfrutarán? ¡Muchísimo! ¿Eso lo hace buena idea? No, no es buena idea.

En el mundo se debate cómo llevar las ciudades a ser inteligentes, verdes. Cómo organizar la vida en común, respetando los derechos de todos y el medio ambiente. Aquí estamos todavía pidiendo al Ayuntamiento que no haga tanto ruido…, y que priorice. Santo Domingo tiene problemas graves. Un parque de atracciones no debería ser prioridad de su Alcalde.

Por Inés Aizpún

Via http://www.diariolibre.com/