Las profundidades de los mares y océanos de Europa, incluidos el Atlántico, el Mediterráneo y el Báltico, son hogar de algunas de las especies más vulnerables -como los tiburones de profundidad- y ahora, también, de una «creciente cantidad» de residuos plásticos, ha informado Oceana.
En un comunicado enviado hoy, coincidiendo con el Día Mundial de los Océanos, esta organización científica ha alertado sobre la “creciente cantidad de plásticos que afectan a especies de profundidad vulnerables” pues sus recientes exploraciones han filmado residuos en áreas de hasta mil metros de profundidad de las aguas europeas.
En total, se estima que cada año hay más de 5 billones de fragmentos de plástico flotando en el mar, con un peso superior a 250.000 toneladas, y “cada año llegan al mar 8 millones de toneladas de plástico”, han alegado.Oceana ha recordado que cada minuto se adquieren un millón de botellas de plástico en el mundo y que “cada botella tarda unos 450 años en desintegrarse”.
Han advertido asimismo de los “graves daños” que ocasiona este tipo de materiales para los organismos marinos y el ecosistema oceánico en general pues, “al desmenuzarse en trozos pequeños, las micropartículas de plástico entran en la cadena alimentaria”.
Los microplásticos, el peligro que no vemos
“El mayor impacto de la basura en el mar es el que no vemos: los microplásticos y la contaminación de las profundidades”, ha señalado en el comunicado el director ejecutivo de Oceana Europa, Lasse Gustavsson.
Para combatir este problema, la organización secunda la propuesta de la Comisión Europea de prohibir determinados productos de plástico de un solo uso.
“Muchas personas se preguntan qué pueden hacer para preservar los océanos, y todos tenemos un papel: los gobiernos deben limitar la producción y los ciudadanos, reciclar y reutilizar los utensilios de plástico para que no lleguen a las playas, el estómago de los peces o frágiles hábitats de profundidad”, ha aseverado Gustavsson.
La vulnerabilidad de estos ecosistemas se debe a factores variados como puede ser su lento crecimiento -es el caso de los corales- o su limitada descendencia, como sucede con los tiburones de profundidad.
EFEverde