Seis días antes de que comience la Conferencia del Cambio Climático de Glasgow (COP26), Naciones Unidas alertó hoy de la urgencia de aumentar los compromisos globales de reducción de emisiones, tras conocerse que en 2020 los niveles de dióxido de carbono (CO2) volvieron a marcar un récord histórico.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM), agencia de la ONU que sigue la evolución del calentamiento global, publicó su informe anual sobre presencia de gases de efecto invernadero, en el que se indica que el CO2 ha alcanzado 413 partes por millón en 2020, frente a las 410 medidas en 2019.
El aumento se produjo incluso aunque la pandemia bajó temporalmente las nuevas emisiones de CO2 derivadas de los combustibles fósiles, en concreto un 5,6 %, a causa de los confinamientos, cierres de fronteras y otras medidas que se tomaron el pasado año para frenar el avance de la covid-19.
“Tenemos que replantearnos nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte, todo nuestro modo de vida”, declaró el secretario general de la OMM, el finlandés Petteri Taalas, al presentar los nuevos datos, con los que la agencia espera influir en las acciones que la comunidad internacional adopte en Glasgow.
“Muchos países están ahora fijando objetivos de neutralidad de carbono, y es de esperar que en la COP26 de Glasgow haya un dramático aumento en esos compromisos”, analizó Taalas, quien aseveró que los cambios “son viables económica y técnicamente, y no hay tiempo que perder para adoptarlos”.
AMAZONAS Y OCÉANOS REDUCEN SU ABSORCIÓN DE CO2
Uno de los puntos más alarmantes del informe es el que señala que partes de la Amazonía, considerada tradicionalmente como uno de los grandes pulmones del planeta y con ello fuente fundamental de absorción de dióxido de carbono, son ya emisoras netas de ese gas.
La jefa de investigación atmosférica y medioambiental de la OMM, Oksana Tarasova, detalló que este cambio se ha producido concretamente en áreas del este de la selva amazónica, y que aunque los incendios han sido un factor importante en el fenómeno, éste se ha debido sobre todo a la deforestación.
Según la OMM, la mitad del dióxido de carbono producido por la actividad humana es absorbido por la atmósfera y la otra mitad por océanos y suelos que actúan de amortiguadores del efecto invernadero, pero la organización advierte que la capacidad absorbente de éstos dos últimos puede reducirse en el futuro.
Las sequías e incendios forestales podrían reducir la absorción de CO2 en la corteza terrestre, y lo mismo puede ocurrir en las aguas marinas a causa del freno de la circulación oceánica que podría conllevar el deshielo en los polos.
El informe de la OMM advierte que los niveles de CO2 en la atmósfera, un gas que es responsable del 80 % del calentamiento global, son ya un 149 % superiores a los de la era preindustrial, y dada su larga duración pueden contribuir a un aumento de las temperaturas durante décadas, incluso logrando emisiones netas cero.
También vaticina que al término de 2021 las concentraciones de CO2 volverán a marcar niveles récord, y en este sentido mediciones realizadas a mitad de año en observatorios como los de Tenerife (España) y Hawai (EEUU) registraron concentraciones de hasta 419 partes por millón.
OTROS GASES TAMBIÉN AUMENTAN SU PRESENCIA
La OMM destacó además que los niveles de otros gases de efecto invernadero, como el metano (CH4) y el óxido de nitrógeno (N2O), equivalen respectivamente a un 262 % y un 123 % de los que se estima había en 1750, antes de que las actividades humanas alteraran el equilibrio natural.
“Al ritmo actual de aumento de concentraciones de todos estos gases, veremos un aumento de temperatura mucho mayor que los objetivos de 1,5 o 2 grados del Acuerdo de París”, predijo Taalas.
Los altos niveles de estos gases, recordó la agencia de Naciones Unidas, no sólo contribuirán al aumento de las temperaturas, sino a fenómenos climáticos extremos (sequías, inundaciones…), aumento de los niveles del mar, acidificación de los océanos y graves impactos socioeconómicos.