Isabel Martínez Pita.- El deterioro del medioambiente genera enfermedades antes reducidas a la población de mayor edad, pero que en la actualidad afectan a personas más jóvenes y de forma más virulenta, por lo que la medicina se ha propuesto estudiar las causas y efectos de estos nuevos agentes patógenos emergentes.
La médico especializada en Pediatría, Neonatología, Estomatología y Adicciones, Pilar Muñoz-Calero, experta en Medicina Ambiental y presidenta de la Fundación Alborada e impulsora de la Cátedra de Patología y Medio Ambiente de la Universidad Complutense de Madrid explicó a EFEverde los avances realizados para encontrar la relación entre las enfermedades emergentes con el deterioro del medio ambiente.
Pero en la actualidad hay un abanico de patologías que son multicasuales y una de las causas y denominador común de muchas de ellas está relacionada con el ambiente, con el entorno, es decir, relacionadas con lo que comemos, bebemos o respiramos en el interior de nuestras casas, así como en el exterior.
Para Muñoz-Calero, “los productos que utilizamos, por ejemplo, para la limpieza, conllevan multitud de sustancias potencialmente tóxicas que provocan una serie de patologías y si estas sustancias no existieran estas patologías tampoco existirían, pero se encuentran en el entorno donde nos movemos”.
Enfermedades que tienen que ver con la sensibilidad física
“Quizás, en el marco de las enfermedades emergentes que son las más desconocidas y las más dañinas, se encuentran la fibromialgia, síndrome de cansancio, autosensibilidad, o el tipo de patologías que son más desconocidas, aunque cada vez más frecuentes, que tienen que ver con la sensibilidad física”, subrayó Muñoz-Calero.
“Pero también podemos hablar de otras enfermedades más frecuentes, que son las autoinmunes (en las que el sistema inmunitario ataca las células sanas del cuerpo por error), como pueden ser el Alzheimer, el Parkinson, la hiperactividad en los niños, el asma, alergias, intolerancias alimentarias o el cáncer”.
Lo que está ocurriendo en la actualidad es que “enfermedades más frecuentes que antes aparecían a una edad a partir de los 70 o 75 años ahora están apareciendo en gente más joven, incluso en la edad de entre los 30 o 40 años”.
Para Muñoz-Calero otras enfermedades como las maculares, (que afectan al área central de la retina del ojo, por ejemplo), “son patologías que se padecían en edades bastante tardías y, sin embargo, se están adelantando en la edad, a parte de aumentar la frecuencia y la incidencia en su aparición”.
Según la médico medioambiental “una de las causas es que el uso de multitud de sustancias pesticidas que en sí mismas no son tóxicas, sin embargo algunas de ellas entrarían dentro del grupo de alteradores hormonales, es decir, sustancias que pueden causar cambios en el ADN”.
Estos cambios hormonales provocan “problemas con los estrógenos que están vinculados con el cáncer de mama o de próstata y muchas de las sustancias que los provocan se encuentran en los plásticos o los ftalatos de algunos pesticidas”.
En el organismo de los seres humanos, “los receptores de esos estrógenos no saben diferenciar los que son naturales de los que no lo son y provocan muchos problemas relacionados con enfermedades tiroideas. Hay algunos tóxicos en el entorno, como pueden ser algunos de estos productos o sustancias que se utilizan como productos ignífugos que se utilizan en las viviendas, y que muchos de ellos se han hecho ya obligatorios porque son retardantes de llamas”.
Tener más información y aplicar el sentido común
Para tratar de reducir las consecuencias de los impactos que el deterioro del medio ambiente produce en nuestra salud, la doctora Muñoz-Calero subrayó que “podemos hacer muchas cosas, intentando tener más información de cómo vivimos y aplicando el sentido común, que creo que lo hemos perdido, porque realmente tenemos a diario información de la emisión de la multitud de sustancias que se encuentran en el ambiente”.
Todas estas sustancias que se llaman xeniobióticos (compuestos de un estructura química que no existen en la naturaleza sino que han sido desarrolladas por el hombre en un laboratorio) “son las que el cuerpo no las puede asimilar, por lo que sí tendremos que cuestionarnos, plantearnos y preguntarnos qué está haciendo todo esto en el organismo”.
Se trata de sustancias “que no pertenecen a la vida y que el cuerpo no las puede convertir en proteínas, hidratos de carbono o en lípidos sino que de alguna manera el organismo las intenta eliminar y, de lo contrario, lo que hace es acumular simplemente su información”.
“Ante esta barbaridad que se está cometiendo de una emisión tan inmensa de sustancias potencialmente tóxicas que están en el mercado, de las que incluso cada día aparecen nuevas, se tendría que hacer algo que proteja a la ciudadanía ofreciendo más información, además de pedir y exigir que haya reglamentos más severos. No podemos esperar a que los males sean mayores para tomar precauciones”.
“Hay muchísimas enfermedades sobre todo que están produciendo un envejecimiento precoz debido al estrés, pero no solo al estrés del trabajo como todo el mundo piensa, sino que es un estrés metabólico y oxidativo al estar en contacto con esta cantidad de sustancias oxidantes”, indicó la médico medioambientalista.
“Lo que realmente están provocando estas sustancias es una alteración que hace que tengamos una preponderancia de todos los procesos inflamatorios degenerativos y crónicos, así como de hipersensibilidad que caracterizan todas estas patologías”, concluyó Pilar Muñoz-Calero.
EFEverde