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NO TODOS ESTAMOS EN VENTA – CARTA A UN AMIGO PERIODISTA

CARTA A UN AMIGO PERIODISTA

Apreciado amigo:

Osiris de León
Osiris de León

En la mañana de hoy, viernes 19 de marzo de 2010, estando precisamente en Color Visión, para grabar un programa de televisión, tuve la oportunidad de ver tus comentarios relativos a nuestro papel público en relación al contrato de la Barrick Gold. Mil gracias por tomar en cuenta mis opiniones.

Debo decirte que respeto las opiniones de los demás, y entiendo que vivimos en una sociedad donde se practica la libertad de expresión, aunque desde el programa donde ahora laboras se ha pedido públicamente que se me cierren todos los medios de comunicación, tanto en la radio como en la televisión, y mi respuesta fue felicitarlos, porque un periodista debe tener mucho valor para pedir públicamente censura a la libertad de expresión.

Respeto que cualquier persona, sea periodista, comunicador o relacionista público, maneje una campaña de imagen a favor de cualquier empresa que así lo solicite, porque ello es totalmente legítimo y totalmente válido, y en un debate de ideas y de conceptos, siempre ha de prevalecer la razón, sin embargo, difiero de quienes entienden que los debates se han de ganar deformando objetivos, distorsionando criterios, o personalizando conceptos que debían quedarse siempre en el plano técnico-científico, y nunca en el plano personal, y creo que cuando degradamos el debate a lo personal es porque no hay argumentos para ganar.

Lamento decirte que en esta sociedad no todos perseguimos riquezas, no porque las riquezas sean malas, sino porque cuando el dinero se convierte en un objetivo a lograr, el ejercicio ético profesional pasa a un segundo lugar. Si mi objetivo fuese el dinero, ya tuviese mucho dinero, porque las ofertas, desde el poder público y desde el poder privado, han sido muchas y voluminosas, y como periodista bien informado que eres, estoy seguro que eso lo sabes.

Cada vez que el gobierno ha necesitado de mi ayuda (derrumbes de Sánchez, solución al Rockash, solución a los vertederos de basuras de Santiago, Haina y Cotuí, y posición del país sobre el cambio climático) la ha tenido de buena fe y de forma gratuita, y el Presidente Leonel Fernández te puede confirmar que nunca le he pasado una factura por mis servicios profesionales, sin preocuparme de que en cada uno de esos casos me hayan criticado por ayudar al gobierno. Ese es el alto precio que debemos pagar, quienes asumimos el reto de actuar con objetividad y con imparcialidad, cada vez que la sociedad nos pide opinar.

La Barrick Gold ha sido cliente de mi empresa consultora, porque ella vino voluntariamente a mi oficina a buscar servicios profesionales para medir la resistividad eléctrica del subsuelo en cada emplazamiento de cada torre para la línea de alta tensión que va desde Azua hasta Pueblo Viejo, y les di el servicio que ellos me pidieron, pero cuando posteriormente la Cámara de Diputados, voluntariamente me pidió una opinión sobre el contrato enmienda de la Barrick Gold, leí detenidamente el contrato e hice las observaciones que entendí oportunas, al margen de que la Barrick fuese cliente de mi oficina, porque la objetividad debe estar por encima de cualquier otra propiedad, y la sociedad no me hubiese perdonado mentir a favor de un cliente.

Cuando cuestioné la isla artificial lo hice sobre razones técnicas que nunca pudieron ser refutadas por los promotores; cuando cuestioné el Metro de Santo Domingo por iniciarse sin los estudios mínimos requeridos para una obra de ese tipo, también lo hice sobre razones técnicas que fueron comprobadas por la sociedad y por los tribunales de la República, incluyendo la Suprema Corte de Justicia; y cuando advertí en la Zeta 101 del peligro que representaba la presa de Tavera, horas antes de la llegada de la tormenta Olga, lo hice con criterios cimentados en el conocimiento de esa obra de ingeniería, y aunque los funcionarios llamaron a la Zeta 101 para decir que no había ningún peligro con esa presa, a media noche sobre vino el desastre pronosticado, fruto de un mal manejo que también cuestioné, y aunque el Presidente Leonel Fernández, defendió en ese programa la mala operación, y la legitimad de su propia Comisión Técnica-Militar para la Investigación, la gente y la prensa independiente nos dieron la razón y en la EGEHID aprendieron la lección.

Cuando cuestioné la instalación de una cementera en Los Haitises, siempre dije que no estaba en contra de la cementera, sino en contra del lugar escogido para su instalación, y mi recomendación siempre fue su reubicación en otro lugar que no pusiera en peligro las aguas subterráneas de Los Haitises, y aunque el programa donde ahora laboras defendió esa cementera en ese lugar, el informe de las Naciones Unidas terminó dándome la razón. Quizás por eso se me odia tanto en ese programa matutino donde ahora laboras, aunque hay odios que uno debe agradecer, sobre todo si el odio es producto de uno tener la razón.

Durante décadas he cuestionado las malas prácticas de extracciones de agregados en los cauces de los ríos, y tu lo sabes, e inclusive he enfrentado algunas empresas en los tribunales por malas prácticas ambientales, pero nunca he dicho que las extracciones son malas per sé, sino que lo malo ha sido la metodología aplicada, la cual daña los cauces y rompe el nivel freático. Eso lo he escrito y lo he publicado aquí, en España, en Perú, en Argentina y donde quiera que me han pedido una opinión, y se lo entregué por escrito al Presidente Leonel Fernández, a solicitud de él, en el mes de abril del 2000, en medio de una gran crisis con las granceras, y le entregué, gratuitamente, un estudio con 60 sitios alternativos en todo el país.

Cuando el Ing. Carlos Ozoria, amigo del Presidente Leonel Fernández, voluntariamente me solicitó asesoría para extraer agregados y canalizar el río Yuna, mi respuesta fue negativa, porque los efectos secundarios de esa canalización serían negativos en términos ambientales e hidráulicos, y le recomendé concentrar sus actividades en la cola de la presa de Hatillo, lo cual aceptó, y firmó un pacto con los ambientalistas y con reconocidos miembros de la prensa.

Sin embargo, cuando el Ing. Rafael Bisonó, dueño de la empresa Agregados Nizao, decidió venir voluntariamente a mi oficina para que le aconsejara, a él y a la empresa vecina Alba Sánchez, cómo desarrollar una actividad ambientalmente sostenible, le dije que no podía involucrarme con empresas que yo había cuestionado públicamente, pero como él insistió en su nueva voluntad de aplicar buenas prácticas mineras, acepté asesorarle gratuitamente y hasta el día de hoy nunca le he pasado factura alguna al Ing. Bisonó, y puedes confirmarlo.

No ha ocurrido igual con la empresa vecina, Alba Sánchez, a la cual nunca le mandé facturas durante todo un año de asesorías y de diseños de un amplio plan de recuperación ambiental, cuyos resultados hoy son un ejemplo tangible y orgullo de sus dueños, pero finalmente debí enviar una factura por servicios, aclarando que mi intención nunca fue facturarle, pero que errores cometidos por la empresa me obligaban a emitir una factura por la mitad del tiempo dedicado al servicio, y que mis servicios de asesoría serían descontinuados si no se corregían los errores. Le facturé para que sus dueños vieran que las buenas prácticas salen más baratas que las malas prácticas, pero jamás he vuelto a enviarle otra factura.

Tu y el equipo al que acompañas están en libertad de detractar mis desvelos en favor de la construcción de una mejor sociedad, pero te aseguro que yo nunca te acusaré de que defiendes algo o que cuestionas algo a la espera de una contrata o de un saco de dinero, como has dicho de mi, porque cuando me pediste que formara parte del Equipo de Telemicro nunca te pregunté si me ibas a pagar un saco de dinero, ni te pregunté si ibas a utilizar tus influencias políticas para conseguirme una contrata, porque aunque tengo mucho menos dinero que muchos periodistas, el dinero abundante no me hace falta porque vivo con lo que dignamente produzco como geólogo, sin vender mi conciencia y sin vender mis criterios.

Siempre que he cuestionado públicamente un proyecto mal concebido, o mal ubicado, o un proyecto que pone en peligro el medio ambiente, la respuesta que he escuchado de parte de los voceros del gobierno ha sido la misma. “El quiere que le den algo, quiere que le den dinero, quiere una contrata, o quizá quiere que lo nombren en un cargo público”, y eso demuestra la falta de argumentos técnicos-científicos para defender las cosas que no tienen forma de ser defendidas. El gobierno y sus voceros quieren ganar por descalificación y no por tener la razón.

Quizá mi mayor pecado, frente al color morado, sea precisamente no haberme vendido al gobierno, como se han vendido muchos otros, quizá el odio se cimenta en no haberme podido comprar, como han comprado a muchos otros de mi partido político, o quizá si yo hubiese aceptado un puesto de embajador fuese visto con mejor color.

Pero quizá por no haberme vendido en este bazar político donde casi todo se compra y se vende, previo reglamentario regateo, y donde hasta el Presidente de la República sale a comprar y a recibir a dirigentes políticos opositores, de poco brillo, es que puedo levantar mi voz en defensa de una sociedad atropellada por una corrupción administrativa que en este gobierno ha escalado en peldaños logarítmicos, la cual trata de ser ocultada con cientos de millones de pesos públicos pagados a través de una Red de Comunicadores prestos a decir lo que el cliente quiere que se diga.

Finalmente debo manifestarte que aunque la geo ignorancia siempre me acuse de geo todólogo, seguiré asumiendo con dignidad el papel que me ha tocado jugar en esta sociedad, seguiré cuestionando proyectos como la isla artificial, como el Metro, o como la cementera de los Haitises, seguiré cuestionando el odioso contrato-estafa de la Barrick Gold hasta lograr su revisión y su modificación en beneficio de la nación, seguiré cuestionando las malas prácticas mineras, seguiré cuestionando las irracionales extracciones de agregados de ríos y las agresiones innecesarias al medio ambiente, y seguiré cuestionando a cualquier cliente que presente un contrato indecente o que intente degradar al medio ambiente, pues mi mayor satisfacción, como académico miembro del Consejo de Directores de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, y Coordinador de la Comisión de Ciencias Naturales y Medio Ambiente, es llegar a los lugares públicos y recibir calurosas felicitaciones de ciudadanos decentes, de todas las edades y de todas clases sociales, los cuales se sienten orgullosos de compartir la nacionalidad con alguien que levanta su voz en representación de la sociedad.                                                             

Por: R. Osiris de León

Un comentario

  1. Ay…si hubieran siquiera dos «escribanos» como usted!!!
    Un saludo: Lic. Luis Padua.
    parquedelestepuntaespada.blogspot.com/