Algunas plantas y animales están mudándose a zonas más frías debido al cambio climático. Con este comportamiento, estas especies pueden parecer engañosamente resilientes al calentamiento global, pero para algunas de ellas, el hábitat es más importante que la latitud para protegerlos del aumento de temperaturas.
Esto es lo que afirma un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de California Davis (UC Davis, EE.UU.). El trabajo, publicado en la revista Ecology Letters,indica que las plantas y animales cuyos hábitats sirven como aire acondicionado ecológico probablemente no se moverán hasta que las otras especies que los protegen estén amenazadas. Esto podría hacer que esas especies sean más vulnerables a eventos repentinos como corrientes tibias de agua del océano, enfermedades, tormentas extremas o intensas olas de calor.
De forma similar a la función de los árboles en sostener los hábitats pájaros y ardillas listadas, especies como los mejillones y las algas marinas protegen el de otras especies costeras, porque son capaces de bajar las temperaturas tanto que estas no noten los efectos del calentamiento. El problema es que, cuando estas plantas y animales protectores se vean amenazados repentinamente, las especies que dependen de ellos tendrán poco tiempo para adaptarse.
El trabajo se centró en la costa rocosa que se extiende desde las Islas del Canal de California hasta el Parque Nacional Olympic de Washington (EE.UU.), donde las mareas bajas exponen a las especies marinas al calor intenso. Los resultados, según los autores, sugieren la necesidad de reevaluar las predicciones del cambio climático para muchas especies, incluidas las que dicen que las especies en el sur se moverán hacia el norte con el calentamiento global. También tienen implicaciones para hábitats como pastizales y bosques lluviosos, que sostienen millones de especies más pequeñas.
«No nos damos cuenta de cuánto dependen de estos hábitats. Para las criaturas que viven sobre lechos de mejillones y algas marinas, es como tener una casa con aire acondicionado durante la marea baja. Puedes tolerar mucho de lo que sucede afuera si tienes aire acondicionado” dijo en un comunicado la autora principal Laura Jurgens
Además del aumento de las temperaturas, las actividades humanas como el desarrollo urbano y la deforestación pueden conducir a la fragmentación del hábitat, lo que reduce no solo la cantidad total de hábitat disponible para la vida silvestre, sino que, al mismo tiempo, aísla el poco que queda, evitando la movilidad de los animales a paisajes previamente conectados. Un estudio publicado en julio en PNAS examinó la relación entre la fragmentación del hábitat y el riesgo de extinción, evaluado por la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), y elaboraron un inventario exhaustivo del estado de conservación mundial de animales y plantas. Los datos demuestran un hecho alarmante: la mayoría de los ambientes adecuados para los mamíferos están ubicados fuera de las áreas protegidas conocidas.
Beatriz de Vera
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