Un juez federal de Miami ordenó ayer que se detuviera la explotación de minas en cientos de acres del noroeste del condado Miami-Dade, argumentando que los trabajos que se llevan a cabo cerca de la principal fuente de suministro de agua del condado implicaban »graves preocupaciones» sobre la contaminación bacterial y química. La decisión, tomada por el juez de distrito William Hoeveler, podría tener amplios efectos negativos en la industria de la minería y el sector de la construcción del sur de la Florida.
Aunque el juez no ordenó cerrar toda la multimillonaria industria minera de Miami-Dade, de hecho exigió que tres compañías dejaran de trabajar a las 5 p.m. del martes en una zona protegida que amplió considerablemente alrededor de los campos del noroeste, fuente de agua potable para más de un millón de habitantes. Hoeveler criticó a los reguladores condales y federales por una supervisión deficiente, y arremetió con fuerza contra el Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Esa institución, escribió, ha tenido una conducta de »desprecio hacia sus deberes», ya que, entre otras cosas, ha venido ignorando durante mucho tiempo el descubrimiento de bencina, un componente y solvente de petróleo, en una pristina zona del Acuífero Biscayne en el 2005.
»En tres décadas de servicio judicial federal, esta corte nunca ha visto a una agencia federal responder con tanta indiferencia ante las pruebas de notable daño ambiental relacionadas con las propuestas acciones de la agencia», escribió el juez.
La decisión complació a grupos medioambientalistas que en el 2002 demandaron al Cuerpo de Ingenieros y a la Agencia de Peces y Vida Silvestre por permitir que la industria minera creciera hasta 5,400 acres en las tierras húmedas. El territorio es parte de una zona que la industria quiere excavar en 77.5 millas cuadradas cerca de los Everglades. »El juez desestimó el permiso que fue realmente lo que habíamos pedido», afirmó Brad Sewell, abogado del Concilio de Defensa de los Recursos Nacionales, «pero también reconocemos que algún tipo de excavación de minas se puede aceptar». Por su parte, un representante de la industria de la minería pronosticó que el cierre parcial causaría un impacto devastador en la zona más rica del sector, no sólo en las compañías mineras, sino también en el sector de la construcción estatal.
En el área que la industria ha llamado »Cinturón del Lago»(«Lake Belt») hay cuatro de las cinco empresas mineras más grandes del estado que abastecen la mitad del cemento y relleno que utiliza el estado.
»La decisión del juez Hoeveler amenaza los futuros proyectos de construcción de carreteras y autopistas; amenaza con aumentar el costo de cada trabajo de construcción en el estado y también a decenas de miles de empleos», afirmó Kerri Barsh, abogada de la empresa White Rock Quarries, una de las firmas que recibió la orden de detener sus trabajos, junto a Tarmac y Florida Rock. Los mineros, aseguró Barsh, tienen planeado apelar la decisión del juez.
La orden de Hoeveler pretende seguir siendo válida al menos hasta que otras agencias federales terminen una nueva revisión de los impactos ambientales que el juez ordenó en marzo. Se cree que dicho estudio concluiría a fines del presente año. Dick Kane, portavoz del Departamento de Transporte de la Florida (FDOT), indicó que la agencia todavía no ha revisado por completo el fallo de ayer por la tarde. »A decir verdad, en estos momentos no sabemos cuáles serían las implicaciones», apuntó Kane. Pero si un informe que el FDOT hizo a principios de año demuestra ser preciso, el cierre podría conllevar costos realmente cuantiosos.
El estudio proyectó que incluso un recorte de 5 por ciento en »Lake Belt» podría ocasionar una pérdida anual de $2,400 millones, y 24,000 empleos perdidos. La orden de Hoeveler podría reducir la producción en aproximadamente un 30 o un 40 por ciento. En su decisión, Hoeveler, mencionó que los informes corporativos hechos por los ejecutivos de la industria minera le restaron importancia a los problemas.
El caso ha sido seguido de cerca por firmas inversionistas, contratistas, así como por intereses comerciales. Hoeveler reconoció que los factores económicos eran importantes, pero rechazó los pronósticos hechos.
Por: CURTIS MORGAN
The Miami Herald
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