Estos, a su vez, acusan a las grandes empresas de operar las granceras, de los que se dicen operan sin ser molestados por las autoridades.
Ambientalistas lamentan que la permisibilidad se convierta en el mejor aliado de los depredadores y advierten que a su paso por La Vega, las aguas del Camú se ven afectadas por la contaminación.
“Esto es insólito como a pesar de la importancia que en estos momentos reviste tener fuentes acuíferos limpias, y ahora con esta problemática de falta de agua potable, no es posible que se siga permitiendo destruir el Camú”, expresó Domingo Marcial.
El río Camú nace en la cordillera Central, en la Reserva de Ébano Verde, en la Loma de la Sal, hace un recorrido hacia el valle del Cibao Central de unos 101 kilómetros.
En su trayecto atraviesa las montañas de Bonao, Jarabacoa, La Vega, Cotuí y desemboca en el río Yuna, en el municipio Pimentel en la provincia Duarte.
Sus afluentes más importantes son los ríos Licey, con 64 kilómetros; Jima con otros 39 y Los Arroyos, Yami, Bayacanes, Pontón, Cenoví, pero también son contaminados y depredados por desaprensivos.
A pesar de su importancia y que sus aguas permite irrigar las plantaciones de arroz de La Vega, sembradíos que en sentido general comprenden el 25 por ciento de la producción nacional, una de las mayores preocupaciones de los agricultores y de grandes productores del cereal, es la contaminación.
A esto se suma la reducción del caudal a causa de la sequía y la depredación en la cuenca.