Las protestas en Copenhague han llegado hoy hasta las cercanías del centro de conferencias donde se celebra la Cumbre del Clima. La Policía danesa ha confirmado la detención de 230 personas desde que esta mañana, sobre las 10.30, un grupo de manifestantes de Climate Justice Action intentara acceder a las instalaciones del Bella Center. «Los disturbios siguen. Tenemos la situación controlada. Los agentes no han usado gas pero sí spray y la fuerza necesaria para controlar la situación», ha asegurado un portavoz policial a EL PAÍS. Un fuerte cordón policial impide que los manifestantes puedan entrar en el recinto, que desde esta mañana está fuertemente custodiado ante la llegada de ministros y jefes de Estado. El martes por la noche la policía usó gases lacrimógenos en otro acto de esta organización en el centro de la capital danesa y detuvo a 210 personas. La inmensa mayoría de los arrestados -como los 968 del sábado- quedaron libres sin cargos a las pocas horas. La policía danesa practica detenciones preventivas gracias a un cambio legal previo a la cumbre.
Las protestas suceden cuando se produce un cambio en la dirección de la cumbre, que entra en la recta final con las negociaciones para un acuerdo en punto muerto. El primer ministro danés, Lars Loekke Rasmussen, sustituirá a partir de hoy, tal como estaba previsto, a la ex ministra de Medio Ambiente, Connie Hedegaard, en la presidencia de la cumbre, justo un día antes de que comiencen a llegar a Copenhague los líderes mundiales que asistirán al tramo final de las negociaciones.
Entre los manifestantes hay españoles de A Coruña, Barcelona y Madrid. «Nos detuvieron el fin de semana, pero tampoco hicimos nada», contaba un gallego que participaba en la protesta. «La Policía de aquí es una racista, a los daneses les ponen las esposas por delante y a todos los extranjeros con los brazos en la espalda, que es mucho peor», aseguraba este joven cuando acudía a la marcha.
Mientras tanto, a las puertas del centro, miembros de seguridad retenían durante cinco horas a un grupo de la organización Friends of the Earth (Amigos de la Tierra) en la entrada del centro a los que se ha retirado su acreditación. «Amigos de la Tierra han sido expulsados porque perturban el orden de Naciones Unidas», aseguró el eurodiputado y activista francés José Bové. «Dicen que es por seguridad, pero los motivos son políticos; los avances son flojos y tienen miedo de que haya gente que sepa de cambio climático».
Según uno de estos miembros de Friends of the Earth, Jano González, «Yvo de Boer [el secretario ejecutivo de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático] estuvo aquí esta mañana y nos dijo que por motivos de seguridad había que reducir la entrada de ONG, pero es mentira, porque hay otras organizaciones dentro y a nosotros nos han retirado la acreditación a todos». «Nosotros hemos evitado apoyar cualquier acción problemática para evitar justamente esto», se lamentaba este activista.
Los manifestantes aseguraron a primera hora de la mañana que su intención era acceder al centro de convenciones. «Atravesaremos el cordón de seguridad para organizar una asamblea popular para debatir con los delegados de la cumbre.., para conseguir una solución a la cuestión del clima», según aseguró el portavoz Peter Nielsen en la televisión danesa TV2. «La policía ha intentado cerrarnos el paso durante toda la semana», añadió. «Aquí está en juego la resolución de un problema global, y no vamos a retener a la gente».
Oposición de los países pobres
Países como China, Brasil, Bolivia y Sudán, en representación de los países no alineados del G77, han retrasado hoy el inicio de las intervenciones de los líderes políticos para protestar por el nuevo borrador danés de acuerdo y que consideran que «sale de la nada». La ex ministra de Medio Ambiente danesa Connie Hedegaard ha anunciado que la presidencia danesa presentará hoy un nuevo borrador que aunará los resultados de las dos vías de negociación.
Los 192 países reunidos en Dinamarca buscan sellar un acuerdo internaconal de reducción de gases de efecto invernadero que sustituya al Protocolo de Kioto, que expira en 2012, y que determine la financiación que los países ricos destinarán a la mitigación del cambio climático en las naciones en desarrollo.