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El Partido Verde Europeo acuerda su estrategia para las elecciones de 2024, un ideario que apuesta por reforzar la dimensión europea de las políticas, por reverdecer el comercio internacional y por atajar la crisis energética desde una perspectiva de justicia social.
Así se desprende de la serie de resoluciones publicadas este lunes y adoptadas por Los Verdes europeos en su 6º Congreso, que reunió el pasado fin de semana en Copenhague a cerca de 900 miembros de las diferentes formaciones ecologistas agrupadas en el Partido Verde Europeo.
“Los verdes europeos ya aportan respuestas concretas a las diferentes crisis que estamos viendo, sabiendo que la transición ecologista y justa van de la mano”, declaró a EFE el ex eurodiputado Florent Marcellesi, coportavoz de Verdes Equo, formación política española representada en el Partido Verde Europeo junto con Catalunya en Comú – Esquerra Verda.
Entre los documentos que aprobaron conjuntamente los partidos ecologistas de Europa, Marcellesi destacó, por ejemplo, una resolución que aboga por transformar el comercio internacional, entendiendo el comercio como “una herramienta para que la gente viva mejor -no peor- en un planeta finito y siempre sano y saludable”.
“La Comisión Europea no ha dotado a sus acuerdos de libre comercio de las herramientas políticas necesarias para abordar adecuadamente los aspectos socioeconómicos y de sostenibilidad del comercio, ni ha adaptado suficientemente la política comercial a su ‘Pacto Verde’”, criticaron en el escrito.
Lamentaron que la CE “se aferra a ‘dinosaurios’ como el acuerdo UE-Mercosur y, según la Comunicación de 2021 sobre la revisión de la política comercial de 2021, se queda corta a la hora de introducir los cambios tan necesarios para fomentar convergencia al alza de los niveles de vida respetando los límites biofísicos del Planeta en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
Así, la formación defiende que “los objetivos de sostenibilidad se incluyan estructuralmente en todos los capítulos de los acuerdos comerciales internacionales, en lugar de limitarse únicamente a los capítulos sobre comercio y sostenibilidad (TSD)”, entre otros puntos.
Los Verdes también se posicionaron respecto a la incidencia desigual de la crisis energética -que ha afectado más a las mujeres, dado que tienen una media de ingresos más baja, según consta en su resolución- y propusieron una reforma del sistema energético europeo desde el principio de justicia y con la democratización de la energía en el centro.
Abogan por que los gobiernos nacionales limiten o incluso prohiban “cuando proceda” el uso de “bienes no esenciales de alto consumo energético, como los aviones privados, los vuelos de corta distancia en los que el viaje en tren no sea posible, terrazas exteriores con calefacción, grandes yates privados o piscinas climatizadas”.
También proponen eliminar los beneficios fiscales a las inversiones no sostenibles -como los combustibles fósiles- y gravar los beneficios excesivos de las multinacionales “que se han beneficiado de las consecuencias de la guerra y de la especulación del mercado, garantizando que los ingresos recaudados se distribuyan entre los hogares más vulnerables”.
En el ideario renovado de los ecologistas figura la apuesta por ser la alternativa a la extrema derecha, pues según recordó Marcellesi «hay un viento de extrema derecha» que coloca el ecologismo como «el enemigo».
«No contestar a los grandes retos climáticos puede suponer más confrontación, más conflicto ante los pocos recursos que quedan», advirtió el político, «y cuando hay conflicto sabemos que los que suelen ganar son los que tienen más fuerza, los más autoritarios, y eso nos lleva a gobiernos peligrosos, que no tienen en cuenta a los más vulnerables».
