Latinoamérica, una de las regiones más vulnerables al cambio climático, buscará que los países industrializados se comprometan en la COP24 a destinar más recursos para frenar ese fenómeno y ve con preocupación una eventual salida de Brasil del Acuerdo de París.
La región considera que los lineamientos del Acuerdo de París, al que la mayoría de los latinoamericanos ya se ha adherido, han sido insuficientes por la falta de un compromiso gubernamental de los países más contaminantes.
A esa preocupación se sumó la decisión de Brasil de retirar su oferta para acoger la Cumbre del Clima de 2019 (COP25), un asunto que inquieta si se tiene en cuenta que es el país que alberga la mayor parte de la Amazonía.
Además ,el futuro presidente electo, Jair Bolsonaro, ha insinuado su intención de salir del Acuerdo de París, en línea con el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump.
Brasil se había comprometido en París a alcanzar en 2025 una reducción del 37 % de sus emisiones de gases contaminantes con respecto a las de 2005.
México ha mostrado su liderazgo en asuntos climáticos en los últimos años, siendo la primera nación en desarrollo que se comprometió a acciones para reducir los efectos del calentamiento global con la firma de diversos compromisos internacionales.
La coordinadora de cambio climático del Fondo Mundial para la Naturaleza en México, Ninel Escobar, declaró a EFE que “el Gobierno entrante apenas está analizando la situación” y no creen “que vaya a haber un pronunciamiento en ese sentido, al menos en esta COP”.
Chile dará a conocer su experiencia para enfrentar el cambio climático y aportará detalles de cómo se está elaborando una ley específica sobre la cuestión.
Argentina considera “prioritario” cumplir con el mandato del Acuerdo de París y apoyará “proactivamente” para llegar a un consenso y además planteará que todos los países revisen sus contribuciones a los cinco años de la entrada en vigor del pacto en 2021.
Colombia, por su posición geográfica, es uno de los países más vulnerables al cambio climático, razón por la que el Gobierno avanzará en la COP24 en los compromisos del Acuerdo de París que ratificó en julio de este año.
Entre los retos que se ha marcado Colombia figura la verificación de los sistemas de monitoreo para medir los avances en materia de cambio climático e implementar una “Política Nacional de Cambio Climático”.
Venezuela ha mantenido silencio sobre qué propuestas podría llevar a la COP24, aunque el canciller Jorge Arreaza dijo hace meses que el Protocolo de París, que el país ratificó en 2017, debe ser implementado de forma “plena”.
Ecuador aboga por un principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, en el que los países desarrollados deben liderar la lucha climática y proveer de financiación y tecnología a las naciones en vías de desarrollo para implementar medidas de mitigación y adaptación al cambio climático.
Uruguay buscará la concreción de medidas que fortalezcan el acuerdo de París y que faciliten su implementación, además de que ve prioritario para el país el fondo de adaptaciones y el “financiamiento para la región”.
Uno de los pilares en la región es el manejo de las energías renovables. Costa Rica, Paraguay y Uruguay han hecho grandes avances en alternativas al uso de los combustibles fósiles.
Costa Rica expondrá sobre la necesidad de avanzar hacia la descarbonización de la economía y promover la financiación verde.
Honduras, como “uno de los países más vulnerables del mundo ante los fenómenos naturales”, reclamará “recursos del Fondo Verde del Clima”.
Nicaragua mantiene su posición de los últimos 3 años de reclamar una compensación del 0,7 % del PIB de los países desarrollados, por las consecuencias del cambio climático en proporción con su responsabilidad.
El Salvador, que forma parte de la región del trópico más vulnerable a los efectos de la variabilidad climática, defiende que la sustentabilidad ambiental “sea abordada como región y no como países aislados” y propone que se declaré entre 2020 y 2030 como la “Década de la Restauración Mundial”.
El enfrentamiento al cambio climático es prioridad para Cuba, que combate los efectos combinados de las lluvias y la extrema sequía y donde se prevé que el mar suba unos 27 centímetros para 2050, por lo que, a través del plan “Tarea Vida”, se busca minimizar los efectos en las zonas vulnerables.
Para Bolivia es fundamental la defensa de la Madre Tierra, el derecho humano de acceso al agua y la responsabilidad global en el cuidado y preservación de la naturaleza.
República Dominicana trabaja en la adopción de medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, al tiempo que busca mejorar su posición en la lista de países más vulnerables, debido a que se encuentra entre las 10 primeras naciones que figuran en el Índice de Riesgo Climático Global 2018 (IRC).