Latinoamérica avanza hacia la eliminación de gases que dañan la capa de ozono, al haber cumplido con detener la comercialización de los clorofluorocarbonos como parte de los acuerdos del Protocolo de Montreal firmado por todos los países del mundo, dijo hoy una fuente de la ONU.
La coordinadora regional de las redes de ozono del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Miriam Vega, declaró a Efe que pese a la eliminación en 2009 del comercio de clorofluorocarbonos (CFC), utilizados en aerosoles y refrigeradores, aún quedan inventarios, especialmente en los refrigeradores domésticos.
«En Latinoamérica, todos los países han cumplido con la primera gran meta del Protocolo de Montreal que es la eliminación completa de los clorofluorocarbonos», explicó Vega, quien se encuentra en Costa Rica participando de una reunión de las Redes Latinoamericanas de Acción por el Ozono.
Según Vega, este logro ha sido producto del «esfuerzo de los Gobiernos en aplicar legislación y de la cooperación de la industria que ha financiado parte de las reconversiones», así como de una mejor capacitación del personal de Gobierno relacionado con el tema.
«En el futuro es esperable que los stocks (inventarios) se vayan terminando y los servicios se vayan dando con gases alternativos», dijo.
Explicó que esos gases alternativos son «refrigerantes naturales» como hidrocarburos y amoníaco, que se utilizaban antes de la aparición de los CFC, así como otros gases que no dejan de ser contaminantes, pero en una menor proporción.
Vega aseguró que los CFC se comenzaron a utilizar porque no son tóxicos, inflamables ni corrosivos, y porque sus moléculas son estables.
Sin embargo, dijo que «esa propia estabilidad ha sido el mayor enemigo porque al ser estables suben con los vientos atmosféricos a la estratosfera sin destruirse».
«Cada molécula de CFC que llega a la estratosfera y que es impactada por radiación ultravioleta tiene una vida de destrucción del ozono de cerca de 100 años», afirmó.
La representante del PNUMA comentó que los principales retos para Latinoamérica dentro del Protocolo de Montreal son establecer una base de datos de los hidroclorofluorocarbonos (HCFC), utilizados en productos industriales como aislantes, mobiliarios, refrigerantes y aires acondicionados, y aplicar luego un cronograma para la reducción y eliminación de su uso.
Según Vega, en este tema «estamos todos empezando» en Latinoamérica y se ha establecido como primer paso congelar el consumo de HCFC en 2013 al promedio que se alcance en 2009 y 2010, y a partir de 2030 comenzar reducciones graduales.
Otra meta es que para 2015 las naciones latinoamericanas eliminen el uso de bromuro de metilo, el cual se usa para fumigar cultivos, contenedores y depósitos, y que es 50 veces más contaminante que los CFC.
Por ejemplo, Costa Rica se comprometió a cumplir con ese objetivo en 2013.
La reunión de las Redes de Acción por el Ozono de Latinoamérica, comenzó hoy en Costa Rica y concluirá el próximo viernes, y en ella participan representantes de unos 15 países.
Estas redes fueron creadas en 1992 por Suecia para cooperar con el sureste asiático en la protección de la capa de ozono, y en 1994 la idea fue adoptada por el PNUMA para Latinoamérica.
El Protocolo de Montreal (2007) es un anexo a la Convención de Viena de 1988 para la protección de la capa de ozono, y entre los dos documentos cubren alrededor de 100 sustancias químicas dañinas para la sección de la atmósfera que defiende al planeta de los rayos ultravioleta.