Las renovables, con una progresión del 1 % este año, no solo van a resistir a la caída de la demanda energética global, la más pronunciada desde el final de la Segunda Guerra Mundial, sino que en 2021 tendrán un despegue de casi el 10 %, el mayor desde 2015, y ese movimiento continuará más adelante.
“En 2025, las renovables están destinadas a convertirse en la mayor fuente de generación eléctrica en el mundo y poner fin a cinco décadas del carbón como primer proveedor”, destacó Fatih Birol, el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en el informe anual del organismo sobre este sector.
Birol señaló que las renovables representarán para 2025 un tercio de la producción eléctrica global, gracias en primer lugar a las centrales hidroelécticas, pero también a las centrales solares y eólicas que van a cobrar cada vez más peso.
Este empuje se debe a la rápida reducción de los costes de esas tecnologías, que en muchos países generan electricidad a precios inferiores a los de las centrales de carbón y de gas.
En términos relativos, se espera un rápido desarrollo de las instalaciones eólicas marinas, que en 2025 supondrán una quinta parte del mercado de aerogeneradores instalados.
La AIE calcula que la recesión económica de 2020 supondrá un descenso del 5 % en el consumo energético mundial, pero las renovables eludirán la caída con una expansión del 7 % en la generación eléctrica.
La resistencia de las renovables a la crisis
Las previsiones de la AIE se han visto superadas estos últimos meses por la capacidad de recuperación de las renovables tras el parón que sufrieron las nuevas instalaciones por la crisis de la covid en el primer semestre.
Por eso ha corregido al alza en un 18 % las predicciones que hizo en mayo y ahora calcula que las nuevas capacidades se incrementarán un 4 % este ejercicio hasta cerca de 200 gigavatios. Es decir, que representarán casi el 90 % de las nuevas instalaciones eléctricas en el mundo en 2020.
Los principales contribuyentes a esa expansión serán China y Estados Unidos, con aumentos del 30 % en la energía eólica y en la solar fotovoltaica en ambos países, lo que se explica por la voluntad de las empresas implicadas de completar sus proyectos antes que de que cambien las actuales políticas de incentivos.
El tirón de la electricidad de origen renovable compensará los descensos de otras formas de energía renovable como son los biocombustibles, por el bajón del sector del transporte, y las bioenergías, también por el descenso de la actividad industrial.
En 2021, los grandes protagonistas de la aceleración de los proyectos de instalaciones eléctricas renovables serán en primer lugar India, donde prácticamente se duplicarán los volúmenes de 2020, y la Unión Europea, de la mano de los objetivos que se ha fijado para 2030 en su agenda climática.
Despejar las incertidumbres
La AIE advierte de que el fin de los incentivos en algunos países clave como China y Estados Unidos genera una incertidumbre que podría ralentizar la marcha del sector.
Pero, si se despejan esas incertidumbres, en 2022 se podría producir un tirón del 25 % de nuevos equipamientos solares fotovoltaicos y eólicos, hasta alcanzar un nuevo récord de 271 gigavatios anuales.
Birol subrayó que la resistencia del sector de las renovables y sus buenas perspectivas quedan a la vista en el apetito de los inversores por sus empresas y en los proyectos de nuevas instalaciones para este año y los próximos.
En contraste con la caída general de las bolsas a causa de la crisis, entre diciembre de 2019 y octubre el valor de las acciones de las empresas con actividad en la energía solar se ha duplicado con creces.