Las islas tienen ciertas particularidades que hacen que la vida sea diferente a la del continente y las especies de pájaros que habitan en ellas han evolucionado hacia cerebros más grandes, con el objetivo de afrontar mejor los cambios ambientales.
Esta es la principal conclusión de un estudio internacional publicado en la revista “Nature Communications” y liderado por los investigadores Ferran Sayol y Daniel Sol, del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), adscrito a la Universidad Autónoma de Barcelona.
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores analizaron el tamaño del cerebro de 11.500 individuos de 1.900 especies de aves, tanto insulares como continentales.
Cambios evolutivos después de la colonización de las islas
A partir de reconstruir los cambios que el cerebro ha experimentado en los últimos 60 millones de años, concluyeron que las diferencias en el tamaño del cerebro son el resultado de cambios evolutivos que se produjeron después de la colonización de las islas.
Y es que las islas tienen unas condiciones ambientales que, de un año a otro, pueden cambiar mucho, pero a diferencia de lo que ocurre en los continentes, los animales no pueden irse a un lugar mejor cuando las condiciones se deterioran.
Por lo tanto, una solución es desarrollar un cerebro grande que permita generar nuevos comportamientos y buscar nuevas fuentes de alimento; por ejemplo, el cuervo de Nueva Caledonia (un archipiélago de Oceanía) fabrica herramientas en forma de palitos para extraer insectos de las cavidades de los árboles.
“Un cerebro grande es energéticamente costoso y requiere mucho tiempo de desarrollo, pero ofrece grandes recompensas, y los humanos somos un gran ejemplo”, señala por su parte Sol, director del estudio e investigador del CSIC en el CREAF.
Para este científico, “el tamaño extraordinariamente grande de nuestro cerebro nos ha permitido colonizar casi todas las regiones de la Tierra”.
EFEverde