REPÚBLICA DOMINICANA. El género Leiocephalus contiene 22 especies existentes distribuidas en Cuba (6), La Española (11), Bahamas (6) y las Islas Caimán (1), y se conocen tres especies extintas en los últimos tiempos. (B. Hedges).
Con fecha 10 de mayo de 2016 se publica en la revista científica internacional Zootaxa, el descubrimiento de esta nueva especie para la ciencia, bajo el título “A new dune-dwelling lizard of the genus Leiocephalus (Iguania, Leiocephalidae) from the Dominican Republic.”
Diario Libre entrevistó al biólogo y profesor dominicano Sixto J. Incháustegui, por quien fue nombrado científicamente este espécimen.
¿Por qué se nombró esta especie en su honor?
Cuando se descubre una especie nueva se le puede nombrar, siempre de acuerdo a las reglas internacionales de nomenclatura zoológica, en alusión a lugar geográfico donde vive. Si el nombre se asigna correctamente desde el punto de vista de las normas zoológicas, no se puede cambiar.
Por ejemplo, el lagarto de cola rizada de la ciudad de Santo Domingo, se llama Leiocephalus personatus trujilloensis. Lo describió un alemán que lo había colectado en “Ciudad Trujillo”. El barrancolí de Puerto Rico se llama Todus mexicanus. Por error se pensó que se había colectado en México, cuando lo descubrieron y lo describieron para la ciencia. Los puertorriqueños han hecho un movimiento grande para cambiarle el nombre, pero esto no es posible. No hay razones técnicas para ello.
También se puede nombrar en alusión a una característica relevante, como es el caso de la paloma coronita patagioenas leucocephala, leuco = blanco, cephala = cabeza. La cabeza blanca de la especies es una característica muy distintiva.
Una tercera razón para nombrar una especie, es dedicarla en homenaje a alguna persona, por lo general con algún mérito relacionado con el tema. Se considera una importante distinción, ya que el nombre pasa de manera permanente para la historia.
Este es el caso del nuevo lagarto dedicado a mi nombre, Leiocephalus sixtoi, lagarto de cola rizada de las dunas de Las Calderas.
¿Quién descubrió esta nueva especie para la ciencia?
El descubridor de la especie fue el brillante joven, estudiante de biología, Marcos Rodríguez. En consulta con el Dr Gunther Koeler, del Museo de Historia Natural de Senckenberg, Alemania y el Dr. Blair Hedges, del Centro para la Biodiversidad, de la Universidad de Temple, dos autoridades mundiales, se verificó que la especie era nueva para la ciencia, lo cual fue a su vez confirmado por los resultados de los estudios de genética molecular. Estos autores, al momento de pasar a describir la especie como nueva para la ciencia y asignarle un nombre, decidieron nombrarla en homenaje a mi persona.
¿Qué características tiene esta nueva especie?
Es un lagarto de cola rizada. El grupo se caracteriza porque son lagartos del suelo, diurnos, que suelen tener el extremo de la cola con colores llamativos y que pueden mover y enroscar con facilidad, lo cual no es así en otros lagartos. Esto se usa como un mecanismo de comunicación visual entre ellos. De manera particular L. sixtoi se parece a otra especie de distribución amplia por las zonas secas del suroeste. Lo distingue la coloración.
¿Qué amenazas enfrenta actualmente esta nueva especie?
Es muy probable que cuando se haga el análisis del estado de conservación de la especie acorde a la metodología de la Lista Roja de la UICN quede como especie críticamente amenazada (CR). Su área conocida de distribución es muy restringida, en las dunas de la Bahía de Las Calderas.
¿Quiénes más participaron en la descripción de la especie, personas y/o instituciones?
Cuando Marcos Rodríguez había detectado la especie, también fue al campo con los doctores Luis M. Díaz y Nils Navarro, herpetólogos del Museo de Historia Natural de La Habana y de la Academia de Zoología de Cuba, quienes estaban participando en el Proyecto RANA RD, que yo he coordinado y con fondos de FONDOCYT, del MESCYT.
Continúan la destrucción de hábitats, incluso en áreas protegidas, y los impactos sobre las especies amenazadas con algún valor económico o de uso.
Verificaron la localidad, colectaron ejemplares que se depositaron en la colección del Museo Nacional de Historia Natural. Luego, Marcos fue invitado a Alemania a continuar trabajando con el Dr. Koeler.
¿Qué apoyo tiene este tipo de investigaciones y descubrimientos?
El apoyo nacional es limitado. El único fondo disponible para trabajos de investigación que pueden conducir al descubrimiento de especies nuevas es el FONDOCYT, del MESCYT, en sí mismo un importante mecanismo de apoyo a la investigación científica.
¿Cree que queda mucho por descubrir en cuanto a fauna y flora terrestre en RD?
Definitivamente si. El hecho de que entre el 2015 y 2016 se hayan resaltado el descubrimiento de dos especies nuevas de ranas y 10 especies nuevas de lagartos, deja ver que todavía falta mucho por estudiar y conocer de la biodiversidad dominicana. Esto, tomando en cuenta que los anfibios y reptiles de República Dominicana son los grupos de vertebrados que han sido más estudiados y todavía siguen apareciendo especies nuevas para la ciencia.
Hace poco fue Eladio Fernández, luego, Miguel Landestoy; un tiempo atrás Yvonne Arias, ahora Marcos Rodríguez.
¿Hacen falta más dominicanos involucrados en este tipo de investigaciones? ¿Qué deben aprender los nuevos biólogos y conservacionistas para seguir aportando a la ciencia y al conocimiento de nuestra biodiversidad?
Definitivamente hace falta fortalecer los estudios de biología y el desarrollo de la investigación sobre la biodiversidad. Es un gran mérito que a una persona le sea dedicada una especie nueva para la ciencia, pero si queremos avanzar como país, tenemos que tener la capacidad de descubrir y de describir, publicar estos descubrimientos de manera científica. En ese sentido tenemos muchas limitaciones como país.
Hay algunos jóvenes muy buenos que van surgiendo, pero siempre en pequeñas cantidades. El conocimiento de la fauna y también de la flora, es esencial para poder hacer una buena gestión y un buen uso sostenible de la misma. Se necesita más apoyo a instituciones como el Departamento de Biología de la UASD, único con la carrera de biología en el país, al Museo de Historia Natural y al Jardín Botánico Nacional. Estas dos últimas son las instituciones encargadas de mantener las colecciones científicas de plantas y de animales del país.
¿Algo más que quiera agregar?
El país es parte del Convenio sobre la Diversidad Biológica. Como tal debe dar seguimiento a la Estrategia Global de Biodiversidad 2010 – 2030. Igualmente, tiene su Estrategia Nacional de Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad 2010 – 2030. Por medio de ambas, está comprometido a reducir la pérdida de hábitats y reducir el número de especies en peligro y/o reducir sus amenazas.
Esto es algo complejo, pero no estamos avanzando en esa dirección. Continúa la destrucción de hábitats incluso en áreas protegidas, y los impactos sobre las especies amenazadas con algún valor económico o de uso.
El trabajo de divulgar por los medios de comunicación la problemática actual es de gran importancia.
Sobre Sixto J. Incháustegui
Ha sido director de la escuela de biología de la UASD, representante nacional Comité Científico de CITES, representante regional (América Latina y Caribe) del Comité de Fauna CITES, vicepresidente para el Caribe de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de la UICN. Ex-Oficial Ambiental del PNUD-RD. Miembro de la Academia de Ciencias de la República Dominicana. Investigador FONDOCYT. Asesor Viceministerio Ciencia y Tecnología, MESCYT.
Miembro Consejo de Investigación INTEC. Consejo editorial Novitates Caribaea. Miembro de comisiones de especialistas de fauna de la UICN. Cofundador Grupo Jaragua y de CEBSE. Cofundador congresos biodiversidad del Caribe, UASD.