En los últimos años han aumentado las construcciones de edificaciones de veraneo, residencias y atractivos turísticos.
Las Dunas de Baní, declaradas Monumento Natural, son una reserva científica de unos 15 kilómetros de extensión por tres de ancho, donde cohabitan, además de humanos, distintas especies de reptiles, como iguanas, aves y anfibios con una flora y recursos marinos característicos de la zona.
Es parte del complejo natural Bahía de Las Calderas y la península descubierta accidentalmente por Cristóbal Colón. La naturaleza ha dotado el lugar de recursos que son un atractivo para el turismo, el negocio de la pesca, la producción de sal y la convivencia humana.
Es una zona rica en recursos naturales, de las que se llevan la mayor tajada gente de gran capital, que solo deja migajas a quienes viven en el lugar.
Históricamente han vivido en la zona personas que subsisten, principalmente, de la pesca rudimentaria, pero en los últimos años han aumentado las construcciones de edificaciones de veraneo, residencias y atractivos turísticos, sobre todo en el área de playa.
Con el paso del tiempo esas edificaciones han ido cerrando el acceso a la playa Salinas y, a su vez, destruyendo recursos como manglares y limitando la convivencia de especies como los cangrejos. Muchos de los propietarios de suntuosas propiedades ni siquiera son de la localidad, pero han aprovechado la belleza del lugar para hacer negocio o satisfacer su deseo de comodidad.
Esa es una realidad, y otra es la de los pobladores, de pescadores, comerciantes y nativos que viven en medio de las dunas y la costa.
Aquí conviven unas 250 familias, muchas nativas, que han construido sus viviendas y negocios en el área de amortiguamiento de las dunas y que desde los años 80 se han acercado cada vez más al área protegida, acelerando el proceso en los últimos dos años.
Ya se observan viviendas en el área protegida sin que las autoridades hagan algo por evitar el crecimiento y garantizar la conservación de ese recurso de fina arena gris, manglares, bayahonda, cambrón, saona y otras especies de la flora y la fauna, algunas endémicas como el árbol Aceituno, único en ese lugar y el mundo, aseguran expertos.
El grupo «Fotoguardianes de la Naturaleza, preocupado por lo que ocurre en Las Dunas, alza su voz para detener la incipiente destrucción de ese recurso con la invasión de sus áreas protegidas, cercando con alambres y palos grandes espacios para comercializar solares o construir viviendas como ya existen.
«En pocos kilómetros cuadrados tenemos el potencial ambiental para el ecoturismo, pesca sostenible, acuacultura y deportes acuáticos, pero nada de esto es sostenible con la pérdida de los estuarios y manglares, impacto humano que aleja la avifauna, descuido de las zonas limítrofes del área protegida, la pesca intensiva y la destrucción de bosques frágiles y de las dunas en sí», indica la entidad.
Muchos de los habitantes reconocen el valor de lo que les rodea, pero ha faltado la participación activa de las autoridades que dé valor a las personas, pero también a la naturaleza.
Freddy Andújar, presidente de la Junta de Vecinos de Salinas, cuenta que el problema de las ocupaciones de terrenos existe desde hace muchos años porque el pueblo ha ido creciendo en población y los terrenos son limitados.
Indica que sus ancestros respetaban mucho las áreas protegidas, pero que ya no ocurre así por inconsciencia de muchos y porque el Ministerio de Medio Ambiente no ha hecho caso a las inquietudes de los habitantes.
«La comunidad se ha ido indignando porque a los ricos, millonarios si se les permite construir, romper mangles, matar cangrejos de todo tipo, que tengo pruebas, y la comunidad se nos fue de las manos… la gente dijo, nosotros tenemos que empoderarnos, se la van a dar a los ricos, y empezaron las personas a hacer sus casitas», dijo.
La situación fue aprovechada por algunos que no respetan las áreas protegidas y empezaron a cercar solares para venderlos y construir con otros fines que no era para vivir.
«Hace dos años más o menos que ha venido la violación a las áreas protegidas, Medio Ambiente tiene notificación de eso, les hemos informado, les hemos mandado fotos, han venido y no han hecho nada. Nosotros sí queremos que se delimiten las áreas para que la gente respete el área protegida», indica.
La situación ha generado conflictos entre la Alcaldía de Baní y el Ministerio de Medio Ambiente porque no están delimitadas las áreas urbanas que pertenece a una o a otra entidad y ahí la Junta de Vecinos juega un papel importante, pues cualquier decisión sobre la propiedad de los terrenos tiene que estar avalada por ella.
«Como solución a las invasiones yo planteo que las autoridades tienen que venir para poner medidas y límites a las cosas, decir hasta aquí es el último límite, las personas que tenga un solar de todo el tamaño se le achique para que puedan dar para todos y segundo, que pongan vigilancia en las dunas. Nosotros hemos impedido en varias ocasiones la extracción de arena, pero son las autoridades las responsables», afirma.
Fuente: www.diariolibre.com