SANTO DOMINGO. En la República Dominicana hay 1,388 especies de la flora con algún grado de amenaza de peligro de extinción, de las cuales 813 están en riesgo crítico casi al desaparecer.
De esa cantidad hay 249 en el rango de peligro y el resto, unas 326 en un estado calificado de vulnerables, según los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
De no tomarse medidas para la protección de esas especies, en un plazo de 10 años, muchas de ellas podrían desaparecer, advirtió el director general del Jardín Botánico Nacional (JBN), Ricardo García.
Ante esa situación, dijo que está en marcha un programa de propagación y reintroducción de esas especies en peligro crítico de extinción. Para ello utilizan el Banco de Semillas, un laboratorio de cultivo in vitro y un vivero que contribuyen a expandir las especies.
Entre las especies más amenazadas están las orquídeas que tienen algunas de sus variedades en estado crítico, y cuyas plantas están siendo reintroducidas a sus lugares de origen y en otras zonas donde puedan crecer. Además la vegaea pungens, la pereskia quisqueyana o rosa de Bayahibe, flor nacional, la pereskia marcanoi un cactus con hojas que solo crece en el cerro de San Francisco en Bánica, pereskia portulacifolia con presencia en algunas zonas del norte y del sur, así como las palmas.
En el caso de las palmas, de 35 especies que crecen en la isla Española, de ellas 28 corresponde a la República Dominicana, de las cuales 14 están en peligro crítico de desaparecer y 12 con altas amenazas.
Las especies en peligro han sido compiladas en la denominada Lista Roja de la flora vascular de la República Dominicana”, que recoge el trabajo de más de cinco años y que forma parte de colección científica del Jardín. Dicha compilación servirá de base para desarrollar planes, programas y proyectos orientados a la conservación de especies de la flora en peligro crítico, y de otras con valor económicos, según destacó García.
Como parte de los proyectos a ponerse en marcha este 2017, el director del Jardín Botánico, anunció la apertura del sendero educativo taíno, que servirá de gran aporte a la educación dominicana. Fungirá como un espacio para educar sobre el manejo sostenible de los recursos naturales y lograr una convivencia amigable con el medio ambiente.
“Allí estará reflejada la historia y un poco de evolución de la flora nuestra desde la época precolombina, es decir que plantas utilizaban los taínos, como alimento, como mágico religiosa, como medicina y luego las plantas que llegaron con el descubrimiento”, explicó. Se tratará de una expresión de la cultura dominicana.
El sendero educativo tiene cerca de 1.5 kilómetros de longitud, inicia en las proximidades del Jardín Japonés, donde el público podrá aprecia varias estructuras de la época de los aborígenes: pequeños bohíos y un caney taínos; en sus alrededores hay un “conuco” con las plantas que cultivaban los primeros pobladores de la isla al momento de llegar los españoles.