MONTECRISTI. Amanece en la frontera una mañana fresca de enero y el sol acaricia la superficie de la Laguna Saladilla, entre las provincias de Dajabón y Montecristi, uno de los cuerpos de agua dulce más importantes de la zona, que forma parte del sistema fluvial de río Masacre y ocupa una superficie de 5.29 kilómetros cuadrados, con una profundidad promedio de 1.8 metros.
Bandadas de aves de incontables especies rompen el silencio del suave viento sobre la maleza. Son endémicas, nativas y migratorias, y se congregan en esta hermosa laguna, declarada Área Protegida en 1983 por el decreto No. 1315-83, luego es reconocida como refugio de vida silvestre la que alguna vez surtió al acueducto de Manzanillo.
Son las 7:00 de la mañana y algunos pescadores aún permanecen en sus aguas desde la noche anterior, tiran sus redes y golpean con una larga vara el agua para arrear a los peces a la trampa.
El único guardaparque de turno prepara su desayuno mientras contempla su laguna. Cuenta que crió a sus hijos pescando en ella. Ha visto cómo se ha deteriorado en el tiempo, murmura. Suspira con la mirada perdida en el horizonte y dice creer que en cinco años ya no habrá laguna. Tiene dos años como guardaparque y cinco meses sin cobrar. Espera que en las próximas semanas le “cumplan”.
Cerca de 70 pescadores y sus familias han vivido por décadas de esta laguna, en su mayoría viven en el poblado de Carbonera y se encuentran organizados para explotar de forma sostenible su única fuente de ingresos, aunque deben competir con pescadores furtivos dominicanos y haitianos que aprovechan la poca vigilancia y la proximidad a la frontera para depredar sus aguas, además de cazar aves y llevarse los huevos.
Daniel María Hernández, presidente de la Asociación de Pescadores de Carbonera y grupos ecologistas locales reclaman la intervención de las autoridades para evitar la desaparición de la laguna.
Culpan al Instituto Agrario Dominicano (IAD) por otorgar terrenos dentro del el área protegida con propósitos agrícolas, culpan al Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) por el dragado y desvío del cauce natural del río Masacre para irrigación, culpan al Ministerio de Medio Ambiente por no proteger la zona, culpan a pescadores y cazadores ilegales que frecuentemente depredan la biodiversidad de la laguna, culpan a Joaquín Balaguer por nunca terminar el muro de contención que solucionaría el desagüe y que ningún gobierno posterior terminó, a pesar de ofrecerlo, se culpan a sí mismos porque todo el esfuerzo por ser escuchados ha sido infructuoso.
El Muro
Debido al desvió del río Masacre para terrenos agrícolas el nivel del agua de la laguna ha sufrido una permanente disminución. En 1987 se inició la construcción de un muro de contención que bordearía la parte noroeste de la laguna para contener el agua y evitar que se seque.
El muro nunca fue terminado a pesar de múltiples ofrecimientos en los años posteriores e incontables protestas de los afectados. Daniel Hernández cree que con la conclusión del trabajo se acabaría el problema mayor, pero enfrentan otra amenaza al muro.
Hace unos meses desconocidos rompieron parte del muro e introdujeron una tubería de seis pulgas para irrigar unas parcelas de arroz, que según Hernández, son ilegales. En esa ocasión, el Ministerio de Medio Ambiente intervino.
Las denuncias
En un artículo publicado por el Movimiento Popular Dominicano (MPD), con fecha enero de 2017, en un boletín local, culpan al IAD por otorgar parcelas dentro de los terrenos del área protegida y al Partido de la Liberación Dominicana por su supuesta complicidad en la depredación del área protegida.
Esta es la última de una serie de denuncias hecha por medios y ecologistas desde hace años.
En mayo de 2011 Diario Libre publicó el artículo “Laguna Saladilla pierde 45% de su caudal”. En ese artículo se menciona que años atrás el Ministerio de Medio Ambiente había ofrecido encontrar una solución a corto, mediano y largo plazo para recuperar la laguna, nada pasó en ese entonces.
En marzo de 2014 Diario Libre publica el anuncio del Ministerio de Medio Ambiente de rescatar la laguna, luego de nuevas denuncias.
El mismo ministro Bautista Rojas Gómez, con una extensa comitiva, visitó la laguna y ofreció el rescate de este refugio de vida silvestre donde, según denuncias, una amplia extensión ya forma parte de predios agrícolas, y la restante se encuentra amenazada por nuevas incursiones agrícolas y ganaderas, así como de pesca ilegal.
Entre las medidas figuran el derrumbe de muros, el cierre de canales y la prohibición de quema de plantas acuáticas y pastos que se llevaban a cabo para habilitar terrenos que destinan al cultivo de arroz y otros rubros.
También dispuso el incremento de la vigilancia para evitar la tumba de árboles que son utilizados posteriormente en la elaboración de carbón vegetal, especialmente por haitianos que cruzan ilegalmente la frontera. Aprovechó para ordenar que Medio Ambiente se incautara de una considerable cantidad de manera derribada para hornos de carbón vegetal.
Desde el lugar, Rojas Gómez conversó con los directores del Instituto Agrario Dominicano (IAD) y el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDHRI), Radhamés Valenzuela y Olgo Fernández, respectivamente, a quienes sugirió no autorizar intervenciones agrícolas en la zona.
En febrero de 2015 Erodis Díaz, presidente de la Fundación para el Desarrollo de Carbonera (Fundecar), denunció a un medio nacional el grave problema de la laguna. “La laguna Saladilla se está secando a raíz de que desaprensivos, con la complicidad de los políticos locales, rompieron el muro de contención que la bordea y desviaron el río Masacre, llevándolo para que entre de manera directa, provocando que la laguna se vaya extinguiendo”, dijo.
El ganado
La sequía de los últimos dos años ha aumentado la presión sobre la laguna, el bajo caudal del río Masacre y la demanda de agua para los arrozales se suman a la presencia de ganado dentro del área protegida. Ganaderos de la zona aprovechan la reserva para soltar a sus animales y garantizar su alimento y comida.
Ecologistas y pescadores calculan en miles las cabezas de ganado que permanecen libres dentro del árela protegida degradando el suelo y la calidad del agua.
Desde hace un tiempo se denuncia el mismo problema en otras áreas protegidas de todo el país.
Ecologistas y pescadores planean retomar las protestas en Carbonera este año y aseguran estar cansados de visitas y ofrecimientos, mientras la vida en la laguna desaparece.