SANTO DOMINGO. El nivel de las aguas del Lago Enriquillo ha descendido entre cuatro y cinco metros desde los años 2011-2012 y, según proyecciones climatológicas, pudieran recobrar un metro o metro y medio por las lluvias de abril pasado.
Estas son estimaciones informadas por el climatólogo y profesor de la Universidad de Puerto Rico, Rafael Méndez-Tejeda. “Esas lluvias pueden hacer que el lago vuelva a subir un poquito, pero no tanto como aquella vez que inundó la carretera”, dice.
Él se refiere a las crecidas que registró este recurso de agua desde aproximadamente 2008, que cubrieron carreteras, afectaron más de 18,000 hectáreas agrícolas y ganaderas, a unas 10,000 familias y a 16 comunidades, entre estas Boca de Cachón, que tuvo que ser trasladada a un proyecto habitacional construido por el Gobierno.
El lago está en el suroeste de la República Dominicana y es el más grande del Caribe. Análisis de su expansión indican que tenía una superficie de 265 kms2, pero en la última década aumentó a unos 350 kms2.
Son varias las hipótesis sobre la razón. Una es la incidencia de fenómenos lluviosos y otra que el terremoto de magnitud 7 que afectó Haití en 2010 pudo abrir o cerrar conductos o pasajes de agua subterránea.
Méndez-Tejeda participa en una investigación junto a un grupo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) con financiamiento del Fondo Nacional de Innovación y Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondocyt). La hipótesis a la que han llegado es que el Lago Enriquillo no sólo se nutre del agua de lluvia, sino que tiene afluentes superficiales que cambian su condición.
Para explicarla mejor, el profesor indica que se ha determinado que aunque pase un año o dos sin precipitaciones, el lago sigue recibiendo agua porque llueve en la parte de arriba, en las montañas, y ese líquido sigue percolando. ¿Cómo lo saben? “Porque hemos estudiado la hidroquímica del lago”, enfatiza.
La salinidad ha sido uno de los parámetros más variables medidos por los investigadores, durante los últimos 30 años.
Calculan que en 2003, el lago era hipersalino, con una concentración de salinidad de 70 a 101.4 ‰. Desde entonces, la salinidad ha disminuido a 22.2 ‰ en 2012, lo que sugiere al equipo que el aumento en el nivel y la superficie durante ese tiempo fue causado por alguna forma de entrada de agua dulce. “¿Y esa agua dulce de dónde proviene? Pues de los afluentes que hay, si no hay lluvia, o que viene percolando a través de la roca”, dice el profesor.
El Lago Enriquillo es del tipo endorreico porque recibe lluvia o agua subterránea y no tiene salida. Su nivel normalmente oscila entre 40-50 metros por debajo del nivel del mar. La única pérdida que tiene es la evaporación. “De hecho la evaporación del lago es superior a la cantidad de lluvia que cae generalmente, lo que pasa es que el lago subsiste por la cantidad de agua subterránea que le llega”, observa Méndez-Tejeda.
En el último año, los investigadores verificaron que su nivel descendió pero ha comenzado a recuperar algo. “Como había un aumento del lago de unos 17 metros, pues el que suba o baje un metro para la gente es más o menos imperceptible”, destaca el climatólogo.
En enero de 2016, Méndez-Tejeda y los investigadores de la UASD, Gladys Rosado, Diego Rivas, Tomás Montilla, Santiago Hernández, Antonio Ortiz y Francisco Santos, publicaron un artículo en la revista científica Applied Ecology and Environmental Sciences, titulado “Variación climática y sus efectos en el incremento del nivel del Lago Enriquillo en la República Dominicana, 2000-2013”.
Indicaron que en el citado período el nivel de aumento fue de aproximadamente 17.2 metros, “generando los primeros refugiados debido al cambio climático en la región del Caribe”. Además, alcanzó su mayor área superficial, medida en 52.53 kms2 en 2013.
Destacaron que el río Yaque del Sur presenta un importante proceso de erosión que arrastra vastos depósitos de material que incitan al río a perder en su cauce sedimentos que contribuyen al aumento del nivel de la Laguna de Cabral –a unos 27 kilómetros de distancia- y por lo tanto del Lago Enriquillo. Ambos cuerpos de agua afectaron con sus crecidas principalmente a Jimaní, Duvergé y Cristóbal, y en menor medida a Neyba, Postrer Río, Villa Jaragua, La Descubierta y Mella.
Los investigadores midieron las precipitaciones, temperatura, evaporación y evapotranspiración potencial en cuatro ciudades que rodean la cuenca del Lago Enriquillo (Jimaní, Duvergé, Neyba y La Descubierta) y en las estaciones situadas en el interior del lago, con el objetivo de entender el incremento de su nivel.
Encontraron que el caudal total del Yaque del Sur y los manantiales de agua dulce en Las Marías, La Furnia, Las Barías, Boca de Cachón y La Zurza, y del Canal Cristóbal, Río Guayabal, Río Amada y Laguna Limón, se midió como 5.41 m3/s. “Esto representa una contribución significativa al lago”, indicaron.
Otro lago ubicado a pocos kilómetros del Enriquillo, el Azuei, que comparte por Jimaní la frontera entre la República Dominicana y Haití, cubrió con sus aguas oficinas públicas y negocios. Los investigadores estiman que el área de su superficie subió aproximadamente 15 % en comparación con sus niveles de 1985, y la del Lago Enriquillo 40 % en comparación con sus niveles de 2003.
Los especialistas destacaron que en 2010 se produjo un aumento significativo en el nivel del Enriquillo debido al impacto del huracán Thomas en la región sur. Además, la precipitación asociada con este fenómeno aumentó los niveles de ese año a alrededor de 43.92 kms2 de la cubierta de la superficie del agua, lo que representa un aumento de aproximadamente 40%.
Observaron que después de las lluvias atribuidas a Thomas, una marcada sequía se impuso en toda la región; sin embargo, los niveles de los lagos se mantuvieron constantes a lo largo de este período. El área de la superficie del agua en la cuenca del Lago Enriquillo era 43.8 kms2 en 2010 y de aproximadamente 50 kms2 entre 2011-2013.
Otro artículo publicado por Rosado, Méndez-Tejeda, Rivas e Infante en noviembre de 2016, en la revista Open Science Journal, titulado “Análisis físico-químico del Lago Enriquillo en República Dominicana”, sugiere que el nivel de la salinidad no sólo puede atribuirse al agua dulce proporcionada por los tributarios; en su lugar, se supone que el lago recibió algún tipo de inyección subterránea.
Los investigadores consideran necesario seguir estudiando las crecidas, pues entienden que hay fuentes de agua dulce distintas a las conocidas que deben examinarse en la búsqueda de las razones del desborde.
Otra investigación
Méndez-Tejeda participa en otro estudio sobre los orígenes del Lago –con apoyo del Fondocyt-, que comprende análisis paleoclimáticos de corales que hay en su alrededor. Junto a Wilson Ramírez, geólogo de la Universidad de Puerto Rico, y Vera de Cedeño y Australia Ramírez, del Instituto Geólogico Dominicano, persiguen explicar su evolución 9,000 años atrás.
Por Mariela Mejía
Diario Libre