La intensa sequía que azota gran parte de la República Dominicana podría extenderse hasta fines de Mayo. Para entonces, las consecuencias ambientales, económicas y humanas podrían ser catastróficas.
«A veces tenemos la impresión que la ciudadanía no está debidamente informada sobre la magnitud de la crisis que nos afecta, para el ciudadano común todo está “normal” mientras tenga agua en su ducha o su cisterna, cuando en realidad hace tiempo debiéramos estar racionando el preciado líquido, sea por regulación o por conciencia y limitar al máximo las actividades no prioritarias como lavado de vehículos, riego de jardines, uso de piscinas y otros usos menos importantes que preservar la producción y más que todo el abasto de agua para consumo humano» alertó la entidad ambientalista en una nota de prensa.
Basados en un reciente boletín del Instituto Caribeño de Meteorología e Hidrología, entendemos prudente llamar la atención del gobierno central y de la población en general, sobre la necesidad imperiosa de extremar los esfuerzos por racionar el consumo de agua a nivel nacional, pero en especial en las regiones norte, noroeste, sur y suroeste del país.
Según este estudio, la anomalía climática propiciada por la influencia del fenómeno conocido como el “niño débil” estará incidiendo negativamente en la producción de aguaceros de consideración por unos meses más.
Considerando que desde ya la situación que viven los ganaderos y otros sectores productivos del noroeste es dramática y preocupante, hace falta que cada ciudadano comprenda la magnitud y peligrosidad de la sequía y sus consecuencias. Que ya no sólo abarcan la muerte de miles de cabeza de ganado, baja en la producción hidroeléctrica y la reducción en la producción agropecuaria, sino también tragedias humanas.
Ciertamente hay un factor climático externo que influye en que los períodos secos sean cada vez más frecuentes e intensos en nuestra isla, pero también hay que recordar que la deforestación en nuestras montañas y fuentes hídricas provocan una gran merma en la capacidad de retención de agua, acelerando la escorrentía y facilitando la erosión.
Este tipo de crisis demuestra que, si bien es necesario la construcción de presas y lagunas, aún más importante es cuidar y proteger las cuencas de los ríos que abastecen estos embalses.
Para la gente de Acción Verde no es prudente ni recomendable seguir construyendo infraestructuras para almacenar agua, sin que primero o a la par se restauren debidamente las cuencas hidrológicas y se protejan los llamados “bosques generadores de agua”. Son estos bosques los que permiten atrapar la humedad condensada en las nubes y luego llevar estas gotitas hasta los acuíferos, aún cuando no se produzcan aguaceros visibles .
En su opinión, lamentablemente son esos mismos bosques los más afectados cuando se permite la agricultura o la ganadería en las altas montañas o en las áreas protegidas, trayendo como consecuencia la disminución en el caudal de los ríos o violentas avenidas en épocas de lluvia.
«Embalses como Monción, Rincón, Tavera-Bao y Sabana Yegua están a unas cuantas semanas de llegar a niveles críticos, entonces no debemos esperar a que esto ocurra para tomar medidas de choque con la contundencia que el caso amerita, con todos los recursos al alcance de las autoridades y los grupos organizados» han señalado los ambientalistas.
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