Por: Patricia Leonor
Convencido de que los daños ocasionados por desastres climáticos tienen una recurrencia mayor que los producidos por terremotos, Luis Aponte Bermúdez, doctor en Ingeniería Civil con especialidad en Ingeniería de Vientos de la Universidad de la Florida, llama la atención acerca de la importancia de contar con un código de edificación que permita desarrollar infraestructuras menos vulnerables ante huracanes y tormentas tropicales.
El experto también recomendó a la República Dominicana utilizar mapas de vientos topográficos más recientes para hacer una evaluación del impacto de los huracanes en las infraestructuras críticas del país, como son puertos, aeropuertos, hospitales, refugios, entre otros, así como fortalecer áreas vulnerables, para mitigar daños y garantizar la seguridad pública en general.
Aponte Bermúdez, catedrático de la Universidad de Puerto Rico, Recinto Mayagüez, habló de ingeniería de viento en una conferencia que dictó en el lanzamiento de la concentración en Ingeniería Estructural que impartirá la Universidad Iberoamericana (UNIBE) dentro de la carrera de Ingeniería Civil.
El especialista en ingeniería estructural explicó que en 1999 el Laboratorio Nacional de Energía Renovable de Estados Unidos desarrolló un mapa que muestra el potencial para producir energía eólica en la República Dominicana, el cual consideró ya está obsoleto, entre otras razones porque está hecho para torres con una altura de 30 metros, lo que era usual en ese tiempo; “pero hoy en día tenemos mejores conocimientos de la mecánica y de los materiales, y podemos hacer turbinas de viento mucho más altas”, precisó.
Al señalar que en los Estados Unidos acaban de rehacer todos los mapas a una altura de 120 metros, indicó que es preciso que en la República Dominicana se elaboren mapas con alturas mayores, porque mientras más alto esté el molino, más potencia tendrá para producir energía.
Por eso, saludó el convenio que se ha establecido entre UNIBE y la Universidad de Puerto Rico, recinto Mayagüez, para realizar una serie de investigaciones que ayuden a generar mapas de vientos topográficos de libre acceso. Señaló que quieren ver cuál es la realidad de la topografía compleja que tiene la isla para que el ingeniero que vaya a diseñar tenga una forma de cuantificar el efecto de los vientos en la estructura al momento del diseño. La intención es proponer mapas que puedan ser adoptados por el Ministerio de Obras Públicas para que sean utilizados como una herramienta de diseño por el ingeniero estructural.
Incluso, dijo, tienen la intención de generar un modelo aplicado al país de alta resolución que pueda ser utilizado por el servicio de meteorología para sus pronósticos. Estos modelos, además de prever la dirección del viento, se usan para predecir lluvias y temperaturas de la tierra y el aire.
Aponte Bermúdez consideró que el país adolece de un código de edificación que contribuya a desarrollar infraestructuras menos vulnerables, ya que actualmente sólo cuenta con el manual “Recomendaciones provinciales para el análisis por viento de estructuras”, elaborado en el 1980, que divide el país en tres zonas, de acuerdo con los niveles de presión del viento, y le asigna una velocidad de diseño. Entre las deficiencias que señaló en el manual está el hecho de que no toma en consideración el efecto de la aceleración del viento por la topografía accidentada, que caracteriza a todas las islas tropicales, y tampoco considera el efecto por la presión interna en estructuras menores de 60 pies.
“Partiendo de la premisa de que no es requisito de ley utilizar estas recomendaciones vigentes para el cálculo de carga de viento en el país, queda al descubierto que muchas de las edificaciones y estructuras actualmente son vulnerables a eventos meteorológicos de fuertes vientos”, recalcó. Comparó las recomendaciones provinciales con el código ASCE 7 (Cargas de Diseño Mínimas para Edificios y Otras Estructuras), desarrollado por la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles, el cual contiene las recomendaciones mínimas que deben seguir los ingenieros para el cálculo de las cargas extremas. Esa guía incluye los diseños sísmicos de marejadas ciclónicas, por inundación y de vientos.
Huracanes versus terremotos
El catedrático de la Universidad de Puerto Rico considera que pese a los daños que ocasionan los eventos climatológicos, incluso por encima de los causados por los terremotos, la ingeniería estructural suele enfocarse en las situaciones sísmicas, y se olvida de las tormentas tropicales y los huracanes.
Para ilustrar lo dañino que pueden resultar los fenómenos meteorológicos, Aponte Bermúdez se refirió a un resumen de eventos sucedidos entre los años 1993 y 2012 en los Estados Unidos, el cual arrojó que los daños ocasionados por huracanes y tormentas tropicales son de 40 %, y de tornados de 36 %, “por lo que el 76 por ciento de los desastres está relacionado con eventos climatológicos extremos, y si se le suman las tormentas invernales, granizos, inundaciones, llegamos casi el 80 % de daños causados por fenómenos climatológicos”. Dijo que los terremotos, en los que suele enfatizarse mucho, sólo ocasionaron un cinco por ciento de daños. El experto sostuvo que sin embargo una simple tormenta tropical puede generar una marejada ciclónica exagerada que ocasione daños y pérdidas monetarias extensas, como sucedió con la tormenta tropical Sandy, que fue categoría uno, pero se extendió desde la Florida hasta la costa de Boston, generando las olas más altas nunca grabadas en el océano Atlántico.
Se refirió a una información publicada en 2013 en la prensa nacional, la cual daba cuenta de que por la República Dominicana habían pasado 74 ciclones tropicales en los últimos 140 años. Indicó que el paso del Huracán Georges en 1998, dejó pérdidas del 16 % del Producto Interno Bruto (PIB), lo que al 2004 representó US$2,553 millones. Las pérdidas del huracán David y la tormenta Federico en agosto de 1979, fueron estimadas en US$2,175 millones, lo que representaba el 40 % del PIB de la nación, en el año 2008.
Concentración de ingeniería civil
El ingeniero Douglas Carvajal Sánchez, director de la Escuela de Ingeniería Civil de UNIBE, informó que a partir del próximo semestre comenzarán a impartir Concentración en Ingeniería Estructural, con la cual buscan que los profesionales de la ingeniería civil egresados de esa institución académica se adecuen a las necesidades del mercado.
Explicó que en adición a las materias que conforman el bloque de estructura de la carrera, que abarca la estática, dinámica, resistencia de materiales I y II, análisis estructural I y II, diseño estructural I y II, diseño de estructuras de metal y madera y diseño sismo-resistente, los estudiantes tendrán la opción de optar por 180 horas académicas adicionales, para obtener el diploma en Concentración en Ingeniería Estructural.
La nueva concentración se podrá cursar a lo largo del décimo, onceavo y doceavo semestres, y está compuesta por las materias de ingeniería de vientos, dinámica estructural y estructuras reforzadas.
En cuanto a la ingeniería de viento, el director de la Escuela de Ingeniería Civil de UNIBE precisó que es la primera vez que en el país se da esta materia a nivel de grado y de postgrado, y precisó que debido a que la República Dominicana está ubicada es una zona de huracanes, es de suma importancia capacitar a los profesionales de la ingeniería civil en esta área del saber.
Para elegir las materias que se impartirán en la concentración, Carvajal Sánchez sostuvo que previamente hicieron un levantamiento para conocer lo que se está dando a nivel nacional e internacional en materia de ingeniería estructural. Dijo que en este orden cuentan con la asesoría y cercanía de la Florida International University (FIU).