Por: Simón Guerrero
Las aves son, de todos los grupos de animales, las más fáciles de estudiar. No hay época del año o lugar en el planeta donde no podamos ver por lo menos a algunas de ellas.
Las encontramos en las grandes ciudades, en las islas oceánicas y hasta en los lugares más aparentemente inhóspitos como los desiertos. Sus tamaños van desde el diminuto Zunzuncito (Mellisuga helenae) endémico de Cuba que mide 2.5 pulgadas (el ave más pequeña del mundo.
Nuestro zumbadorcito (Mellisuga mínima), unos milímetros mayor, es la segunda) pasando por las grullas y las garzas, algunas de las cuales alcanzan los 4 pies de altura, hasta llegar al avestruz, que mide unos 3 metros y pesa 180 kilogramos.
Por último, están activas la mayor parte del año y son coloridas, ruidosas y -en comparación con la mayoría de los animales- tienen menos miedo a la gente y son más fáciles de ver.
Observar aves no es sólo divertido sino que es también una experiencia de aprendizaje, que incrementa las habilidades de observación de las personas. Llena, además, otro «instinto» humano básico: la avidez de conocimiento. Observar aves es una forma divertida y saludable de adquirir conocimiento.
No se trata simplemente de aprender el nombre de un ave sino también su canto, su conducta y su interacción con el resto de la naturaleza. El estudio de las aves es particularmente importante para la conservación del ambiente.
Al igual que los canarios que llevan los mineros consigo a las minas para que les adviertan cuando el oxígeno escasea, las aves silvestres son unos excelentes indicadores de la calidad del ambiente, pues viven en lodos los hábitats y se alimentan en todos los niveles de la cadena alimenticia; desde los que se alimentan de material vegetal, en la base de la pirámide, hasta los que se alimentan de animales que comen plantas, en la cima de la cadena.
Por último, observar ave es una actividad multimillonaria, que sólo en EUA, Canadá y México genera 25 mil millones de dólares al año (950 mil millones de pesos dominicanos), suma que supera en mucho el presupuesto anual de nuestro país, y le da empleo a unas 60,000 personas.
Lo más interesante de esta industria es que, a diferencia de las otras, tiene un impacto positivo sobre el planeta. Un escritor describe observar aves como una actividad que «Usa los recursos renovables sin consumirlos». Su existencia misma, de hecho, depende de la protección de los humedales y demás hábitats silvestres.
Vía: Diario Libre