La materia orgánica se descompone más rápidamente en las áreas más cálidas y húmedas del planeta -como las zonas tropicales y los ecosistemas fluviales- lo que implica una mayor emisión CO2 y metano a la atmósfera, ha constatado un equipo internacional de investigadores.
El hallazgo, publicado hoy en Science Advances, es importante porque confirma que el aumento de las temperaturas (provocado por el uso de combustibles fósiles) podría agravar el proceso al generar un aumento natural de las emisiones de gases de efecto invernadero desde ciertas zonas del planeta.
Las conclusiones del estudio parten de un experimento coordinado por Scott D. Tiegs, profesor de la Universidad de Oakland, en Michigan (EE.UU.), y realizado con la ayuda de 150 investigadores de todo el mundo integrados en el Consorcio Celldex (Experimento de descomposición de celulosa).
En España, el consorcio ha contado con investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, de las Universidades de Vigo, Valencia, y el País Vasco (UPV/EHU), y del investigador del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA) Vicenç Acuña.
Para el estudio, los investigadores del consorcio realizaron un bioensayo idéntico, basado en un método “bastante antiguo y sencillo que permite evaluar el nivel de degradación de la materia orgánica con pequeñas tiras de algodón”, ha explicado Acuña en declaraciones a EFEverde.
Esta sencilla prueba permitió ver el nivel de descomposición de la materia orgánica y para evaluar las tasas de procesamiento de carbono en los ecosistemas fluviales y ribereños de todo el mundo.
“El experimento nos ha permitido tener una imagen global del carbono orgánico en todo el mundo”, destaca el investigador.
La descomposición de la materia orgánica
Este carbono procede de la materia orgánica que se genera en los bosques a partir de las ramas y la hojarasca que caen de los árboles: una parte se descompone y almacena en los suelos forestales pero otra parte importante de estos restos son transportados por las lluvias hasta los ríos y arroyos, y desde ahí, a los océanos.
Hasta ahora, numerosos estudios habían estudiado la descomposición de materia orgánica en ríos y arroyos, pero ninguno había analizado qué factores marcan este proceso.
Entender estos procesos, sin embargo, es importante ya que la degradación de esta materia orgánica genera emisiones de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono o el metano.
Un millar de lugares del mundo
Para el estudio, los científicos del consorcio analizaron el grado de descomposición del carbono orgánico en más de un millar de sitios de campo de todo el mundo y observaron que las tasas de procesamiento de carbono son más bajas en los ecosistemas más fríos, pero más rápidas en los bosques tropicales.
Los resultados sugieren que factores climáticos como la temperatura y la precipitación son “variables importantes” que aceleran la descomposición del carbono y generan un círculo vicioso que retroalimenta el cambio climático.
“Hemos visto que la temperatura y la humedad están muy afectadas por el cambio climático, y ese dato es importante porque mayor descomposición de materia orgánica en los ecosistemas fluviales continentales supone más emisiones de CO2 a la atmósfera“.
Ayuda para predicciones
Estos conocimientos son importantes para establecer líneas de base para las iniciativas de evaluación global y para ayudar a los científicos del IPCC a realizar predicciones mucho más precisas de los impactos humanos en el ciclo global del carbono.
“Si no se tiene en cuenta el papel de los ecosistemas acuáticos, las próximas predicciones de emisiones de CO2 se quedarán cortas” pero con esta información “será posible predecir con más precisión cuáles serán los niveles de emisión de gases a la atmósfera”, concluye Acuña.