Los sargazos son noticia ahora porque incomodan a los turistas y bañistas nacionales en las playas. De otra forma nadie se interesaría por estas algas que llegan a nuestras costas desde que el Atlántico alberga el mar de los sargazos. Solo los científicos del mar trabajan y conocen estas algas que son parte de la flora marina con nombres y apellidos, como la MSc. Gladis Rosado, directora del Centro Nacional de Biología Marina de la UASD, quien tiene toda su carrera científica estudiando las algas, entre otros temas marinos.
La colección de algas del CIBIMA tiene registros desde su fundación hace más de tres décadas. Yo recuerdo los sargazos de la playa de Palenque que varaban en los fragmentos del viejo arrecife hábitat de erizos, lapas, caracoles, pececitos de todos los colores y formas. Me gustaba explotar las bolitas de aire de estas algas como los milenials rompen las burbujas del plástico de empaque.
El problema desde 2011 es la cantidad y la frecuencia de las arribazones, como les llaman los biólogos marinos al fracatán de sargazo que se acumula en las playas. La profesora Rosado en artículo que publicó en 2019 en colaboración con un colega de Puerto Rico en una revista especializada en oceanografía y en una entrevista en un programa aclaró el proceso. Ver los enlaces en el texto por favor.
El problema es complejo y requiere coordinación y acción de todos los sectores involucrados y afectados para que haya una solución duradera y sostenible a largo plazo porque ahora llega mucho más y casi a todas las playas del país.(3 DL) Porque, además, el Cambio Climático trae nuevos ciclos para el polvo del Sahara y, como todo está conectado en este planeta azul, pues hay sinergia entre ambos. Pero sobretodo la contaminación vertida en el Atlántico desde los ríos Amazonas y Paraná también hace que la ya eficiente reproducción del sargazo lo sea aún más. Toda esta contaminación funciona como abono para las algas pardas.
Entonces se requiere que el Ministerio de Medioambiente, el ministerio de Turismo y el sector hotelero se pongan las pilas y comiencen de una vez por todas a coordinar y ejecutar el famoso acuerdo e inviertan el dinero que hace falta; y que no se olviden de la investigación y del CIBIMA, porque sin un centro de monitoreo y vigilancia del sargazo no podremos perfeccionar ninguna estrategia a largo plazo para resolver el problema y convertirlo en una oportunidad para el desarrollo sostenible de nuestras costas.