Unos cinco kilómetros al este del casco urbano del municipio Río San Juan (al noroeste de la provincia María Trinidad Sánchez) hay una pequeña gruta llamada Cueva de las Golondrinas a la que se accede en bote desde el mar.
Visitar el hueco que se adentra unos pocos metros roca adentro es uno de los atractivos del Monumento Natural Laguna Gri-Gri, muy frecuentado por turistas locales y extranjeros.
La gruta bajo el farallón
Para ir a la Cueva de las Golondrinas, los botes cargados de pasajeros zarpan desde la laguna Gri-Gri, en el centro de Río San Juan, realizan un recorrido de aproximadamente un kilómetro por el caño franqueado de tupidos gri-gríes y mangles que sirven de hogar a cientos de aves y cangrejos y salen al mar abierto frente a la Costa Verde.
Generalmente giran a la izquierda para que los visitantes observen playitas desiertas y la desembocadura del río San Juan. Luego regresan a la desembocadura del caño, toman el lado derecho, bordean los cayos ubicados frente a playa Caletón, se detienen un rato en un punto del Atlántico en el que se ven piedras y algas de muchos colores y siguen hasta parar frente a la boca negra de la cueva de Las Golondrinas.
Allí se turnan para entrar y, una vez en su interior, permanecen flotando unos minutos, en un paseo corto pero sobrecogedor para los viajeros que consiste en mirar “embelesados” el fondo transparente lleno de piedras y el techo de rocas.
Ah, ese techo “rocoso”. Es probable que si visita la cueva nunca vea a las golondrinas, pero nunca olvidará ese techo. Parece como si las piedras hubieran sido pegadas artificialmente y estuvieran a punto de desprenderse, cosa que, por suerte, ocurrió hace mucho tiempo (el lecho marino, lleno de ellas, explica por sí solo el origen de la caverna).
Las grietas entre las rocas son muy pronunciadas y por eso es el miedo, porque una espera que de un momento a otro estas se muevan, se deslicen, se caigan…
“No piense en eso -dice el guía-. disfrute del viaje que eso nunca ha ocurrido”.
El marco de la entrada de la gruta dibujado en contraluz, la vista de los botes que esperan su turno para entrar, los altos farallones, los cayos verdes y las playas que esperan para cerrar con júbilo un viaje por la Costa Verde hacen que, efectivamente, salir de la Cueva de las Golondrinas se haga, incluso, con cierta nostalgia. ((Es probable que si visita la Cueva de las Golondrinas nunca vea a estas aves, pero nunca olvidará su techo. Parece como si las rocas hubieran sido pegadas artificialmente y estuvieran a punto de desprenderse.
¿Dónde tomar el tour?
Los guías y dueños de botes del Monumento Natural Laguna Gri-Gri están organizados. Son atentos y se encargan de que las visitas a todos los puntos turísticos ubicados alrededor del santuario transcurran con respeto al medio ambiente. Los encuentra en la laguna, al finalizar la calle Duarte, todos los días del año.
Por Yaniris López
Vía: http://www.listindiario.com/