El planeta empieza a agotar sus recursos no renovables y a poner en peligro la sobrevivencia humana, por la sobre explotación capitalista a que es sometido desde hace unos doscientos años, cuando apareció la denominada revolución industrial. Desde entonces, la acción humana sobre los recursos del planeta no cesa. El calentamiento global no parará hasta 2050, según los científicos más conservadores, siempre que se tomen hoy las medidas pertinentes, sin importar lo dolorosas que sean en términos económicos, los más osados, dicen que para entonces será demasiado tarde, pues el clima habrá subido dos grados con lo cual, muchos países habrán desaparecido presas del hambre y de la falta de agua potable, pues, simplemente, el agua se evaporará sin que los humanos puedan aprovechar tan preciado líquido para la agricultura, el consumo humano y de las demás especies.
Las playas que hoy conocemos quedarán bajo agua y las especies que no sean capaces de adaptarse, perecerán irremediablemente. Es corto el tiempo que le queda a la humanidad bajo el sistema mundial actual. La reciente reunión del G20, ha hecho públicos los temas abordados de manera somera y simplista, es probable que, lo no divulgados sean muy grandes. Ojalá que se tomen las medidas de lugar. Sin embargo, es muy difícil que, bajo la forma capitalista de abordar temas, se pueda hacer algo por la humanidad, porque donde solo vale el lucro, el interés individual y egoísta, se pueda pensar en la colectividad. Es decir, los principios del liberalismo político empiezan a ser inoperantes para abordar los problemas actuales de la humanidad. No es la primera vez que la humanidad se enfrenta a tales desafíos, lo que sí es nuevo es nueva es la posibilidad de que la forma actual de civilización, o, el modelo actual, deban desaparecer conjunta o separadamente.
Un buen ejemplo es República Dominicana, nadie desea mirar lo que ocurre al otro lado de la frontera, es decir, nadie es consciente del desastre ambiental y humano que está tras el lado occidental de la isla. Nadie aborda los problemas nacionales en función del desastre ecológico de los vecinos. Es decir, en lugar de tener un problema local tenemos dos, los nuestros y los del vecino. Este esquema no funciona porque los problemas globales demandan soluciones globales, aunque sean locales. Hace tiempo que, desde el ángulo ambiental, cuando menos, se debería tener un entendimiento con Haití.
Muchos pensaron que la pandemia del COVID 19 y el confinamiento que ha implicado, conducirían a la humanidad a reflexionar sobre su forma de ser y de actuar, sin embargo, esto no ha ocurrido y, de buenas a primeras, se volvió a lo mismo. A la lucha individual por la sobrevivencia. Es como dice Peter Drucker (La sociedad postcapitalista), la humanidad es incorregible, a lo que añadimos y, por tanto, perecedera. Países como el nuestro deberían desterrar la minería, pero los poderes mundiales se oponen a ello, pues succionan todas las riquezas del planeta para convertirla en Panamá Papers y Pandora Papers.
República Dominicana lleva un proceso de destrucción masiva de sus recursos acuíferos sin que se tenga idea clara de ¿para qué existe el Estado? Porque, hasta ahora, este se limita a legalizar el crimen de lesa planeta que, a diario se comete. Los ríos desaparecen porque se extraen de ellos agregados para la construcción y los árboles que los protegen; los bosques son talados para dar paso al urbanismo rentista.
El plástico mata no solo a los ríos y playas sino también a las especies marinas y todo esto es ocasionado por la acción humana, gracia a autorizaciones que operan desde el Estado.
La reciente reunión planetaria para discutir los problemas ambientales en Londres, Inglaterra, constituyen el momento estelar para que los gobernantes del mundo definan si quieren trabajar para la sobrevivencia del planeta, la especie humana y todo el mundo animal y vegetal que los rodea.
El temor consiste en que de dicha cumbre de países, solo surjan declaraciones de prensa sin acciones concretas, vinculantes y obligatorias para los participantes. O, como entre nosotros ocurre, que el Ministerio de Medioambiente realiza una labora muy limitada debido a que por, ejemplo, en el Yuna, el Bajabonico, el Nizao, etc., los propios funcionarios encargados de la protección y custodia de esos ríos, son los que están otorgando los permisos de explotación de sus agregados y de los bosques circundantes.
Cuando, por ejemplo el Estado Dominicano renunciará a la explotación minera que se como el Valle del Cibao y que amenaza ya con dejar sin agua potable a la Provincia Santo Domingo y a la ciudad Capital de la república. Amenaza que podría hacer entra a nuestras ciudades al concierto de ciudades sin agua potable. DLH-2-11-2021