El índice de calidad del aire en Pekín se disparó hoy a niveles considerados peligrosos debido a una tormenta de arena procedente de Mongolia que ha envuelto a la capital china en una nube de polvo y contaminación que ha provocado muy baja visibilidad.
La concentración de partículas PM10 (de unas 10 micras de diámetro) alcanzó los 1.988 microgramos por metro cúbico, por lo que el servicio meteorológico de Pekín decidió emitir a primera hora del miércoles una alerta azul, la de menor gravedad.
También mantuvo la alerta naranja por el smog, la segunda más grave, ya que las partículas PM 2,5 en el aire (las más pequeñas y nocivas) se situaron cerca de los 200 microgramos por metro cúbico en el área urbana.
Las autoridades advirtieron que la alerta se mantendrá durante toda la jornada en las regiones del norte del país, donde este tipo de tormentas son un fenómeno habitual cada primavera debido a la proximidad de desiertos como el de Gobi.
El Gobierno chino lleva años intentando luchar contra las tormentas de arena desértica en el norte del país, con masivos programas de reforestación, y aunque ello ha conseguido reducir el número de estos desastres naturales, aún se declaran varias cada primavera.
Ayer, China anunció que ya había alcanzado su objetivo de reducir las emisiones de carbono previsto para 2020, y las autoridades atribuyeron el éxito en gran parte al pionero sistema de comercio de emisiones puesto en marcha en 2011.
EFEverde