Tomado del libro «Diálogos Profanos»
De Dinápoles Soto Bello.
El triángulo de la muerte
(P) Eso que me cuenta, profe, pone los pelos de punta. Químicos en ríos y
arroyos, metiéndose bajo tierra, como comejenes minerales devorando árboles
y animales.
(S) En esa zona la naturaleza es exuberante, hay paisajes encantadores
clima delicioso. Los pájaros cantan arrobados por la gloria de la luz solar.
¡Ah, cómo rasga sus violines el Julián Chiví, desgranando sus notas puras en
el espacio de esa geografía!
(P) Usted nunca me invita a sus paseos, y sus relatos, aunque los agradezco,
confieso que me llenan de envidia.
(S) ¡Anjá! ¿Cómo invitarte si a mi me invitan?
(P) ¡Cuánta suerte la suya! Como si hubiera nacido como la auyama…
(S) No es cuestión de suerte ni de auyamas, $#%&, ¿El secreto? Amigo,
relaciones. Tú no quieres salir de Los Pepines, más interesado en chismes
que en paseos. ¿Deseas aumentar la calidad de tu vida? Pues intégrate a la
Sociedad Ecológica del Cibao (SOECI) o al Grupo Ambiente de la PUCMM
(GAPUCMM); te dejarán participar en sus actividades, sin importar ni tu
condición social, ni la física. A decir verdad, si tomaran en cuenta esta
última, ¡adiós esperanza! con esa cara de Quasimodo que cargas como una
cruz, por la cual Víctor Hugo, de haberte conocido, te hubiera elegido con
toda seguridad para representar a ese personaje de su famosa novela.
[Sotágoras ríe a carcajadas al clavar esa broma-flechazo en los oídos de su
amigo]
(P) ¡Oigan al burro [mirándolo bautismalmente] diciéndole orejón al conejo!
¡Si no tiene espejo para mirarse puedo regalarle uno con mucho gusto!
[Sotágoras sigue riendo a todo tren, humedecidos los ojos] Tuvo suerte de
que el autor de Drácula, un tal Estuco [“¡Stoker, @#$%, ja, ja, ja”, corrige
Sotágoras] no lo conociera antes de escribir su novela, pues nadie hubiera
representado mejor a ese chupasangre que usted, con el rico historial suyo
de correrías nocturnas. Atrape esa batazo, %$#@, ja, ja, ja. [los dos
amigos ríen al unísono, ruidosamente, pero con intensidad decreciente, hasta
quedar ambos calladitos, mirándose un buen rato como dos zombis. Cayeron en
la cuenta, ¡felizmente!, de que el relajo se estaba extendiendo a límites
peligrosos para la amistad]
(S) ¡Oh mi buen amigo! [tono muy cariñoso, y volviendo a la excursión], cómo
recordé a mi tía Juliana cuando comí, servido en un tazón de higüero, el
suculento sancocho con que nos resucitó Milcíades Mejía en el Centro
Agroecológico El Sablito, en Sabana Verde, donde descansamos luego de un
largo recorrido de mediciones de acidez, conductividad y temperatura de
cuantos ríos y arroyos encontrábamos. El objetivo de la excursión era el de
recabar datos de los niveles de contaminación en esa región de explotación
minera, ubicada en las provincias de Monseñor Nouel y Sánchez Ramírez.
Éramos ocho en el grupo: Milcíades, la ubicua Lourdes Tapia Benoit (la mujer
maravilla), los Rodríguez (Domingo y Eduardo), Zacarías Navarro, Alfredo
Lanzo, Olmedo León y este humilde servidor. Expertos la mayoría de ellos,
sea de SOECI, sea del GAPUCMM, entre los cuales me sentía como un borrico,
con el rabito entre las piernas [‘Cuánto me alegro, ^%$#, así quería verte,
viejo comelibros”, se burla Profanus en silencio]
(P) Pero, ¿qué significan esas mediciones, para qué diablos sirven?
(S) La de la acidez indica la posibilidad de la vida, la de la conductividad
la abundancia de metales contaminantes y la de la temperatura simplemente
un dato adicional.
La explotación minera en la región libera en ella hierro, zinc, cobre,
sulfuros, contaminantes que resultan muy peligrosos si se sobrepasan
niveles críticos establecidos. Por eso hay que estar vigilantes, eso hacen
esos grupos ecológicos, pues se sabe que las empresas mineras tienden a
anteponer sus intereses económicos a la salud medioambiental.
(P) Tengo entendido que existen leyes reguladoras impuestas por el Estado,
¿no? Esas empresas están en la obligación de cumplirlas.
(S) Amigo mío, su progenitora, con todo el respeto que me merece, se
equivocó medio a medio al ponerle a usted el nombre que llevas. “Cándido”,
ese te ajustaba mejor. ¿No lees la prensa? Léela, ahí te enterarás del
relajo que hay en el país con el cumplimiento de las leyes. Algunos
filibusteros entienden que las leyes están hechas para ser violarlas; son
desalmados pisoteadores del bien común, comepobres, cuatreros que saquean al
prójimo aprovechando el caos metastásico [Profanus para las orejas] en que
vivimos los dominicanos. [“al diantre, no me imagino a este viejo decrépito
metido a guerrillero, con un fusil en las manos”, piensa Profanus, viendo
llamear los ojos de su amigo] El gran mérito de los grupos ecológicos como
los mencionados [y no son los únicos] es que vigilan, denuncian, teniendo a
mano datos fiables, documentos seriamente elaborados. En Piedra Blanca
enrumbamos hacia los bosques: casitas campesinas, ganadería, verdor
extendido. Recorrido el primer kilómetro, hicimos la primera parada en
Arroyo Vuelta. La mujer maravilla abrió su laboratorio, instalado en el baúl
del vehículo que la transportaba: Laptop, potes, sensores, recogida de
muestras de agua, análisis. Resultados: pH de 7.5 y conductividad de 100.
(P) Tradúzcame, por favor, del sánscrito al castellano. Eso de pH me suena a
marca de computadora. La conductividad, a la facilidad de conducir un
automóvil; la de un tiesto como el suyo es baja, por ejemplo, je, je, je.
[risita traviesa]
(S) “Niebla ♫ en el riachuelo♫, amarrado ♫al recuerdo, te sigo♫
esperando…” [forma lírica de indicar ignorancia, en venganza por la ofensa
vehicular de tiesto] Anota en el cacumen: El pH de un líquido es
concentración de iones hidronio [H3O+] presentes en él. La sigla viene de
“potencial de Hidrógeno”. Con un pH menor de 7, el líquido es ácido. A menor
pH, mayor acidez y peores condiciones para la vida en ese líquido. Por lo
tanto, el agua de Arroyo Vuelta, que baja de La Cumbre para unirse en ese
punto de la ruta con el río Maimón, es sana. La conductividad en esa misma
agua se debe a sales y metales diluidos en ella; su medida revela el nivel
de contaminación que en ella causan esas sustancias. Ese valor de 100 se
considera en el rango normal. Haciendo camino, de lejos vimos la loma La
Peguera, con una llaga provocada por desmonte hecho por la empresa minera
Falconbridge, primer indicio de daño ecológico. A la entrada del pueblo de
Maimón, descendimos al puente sobre el río La Leonora; se midió pH de 7.22 y
conductividad de 218.
(P) ¡Muy alta conductividad, comparada con la de 100 de Arroyo Vuelta! Eso
significa mucha presencia de sales y metales, mayor contaminación.
(S) Así es; veo cómo aprendes de rápido, ¡ah, eso, cuánto me alegra, amigo!
¿Razón espeluznante? Ahí supe que estábamos, con Maimón, ¡en el triángulo de
la muerte! En los vértices de ese triángulo están las mineras Falconbridge
(cerca de Bonao; ferroníquel,), Consorcio Minero Dominicano (en cerro
Maimón; oro, plata, cobre) y la canadiense Barrick (en Pueblo Viejo;
extracción de oro y otros minerales de materiales ricamente sulfatados)
¡Imagínate a esos vértices chorreando desperdicios químicos contaminantes!
(P) ¡Ay, mamá, yo no voy por ahí ni que me inviten “todo incluido”! Cojo un
cáncer y dejo a mi Cucusita viuda y desconsolada.
(S) Por ella no te preocupes, no seas tan iluso, @#$%, pues “rey muerto, rey
puesto”, ja, ja, ja. [Profanus queda mudo, sólo pone cara de viernes santo]
Con que vayas una vez no te pasará nada, al menos que te vuelvas loco y te
bañes en el Arroyo Margajita, cerca del Centro Agroecológico El Sablito, con
pH de 2.71 y conductividad de ¡2760! Será como meterse en vinagre cargado de
metales. Cuando te bote tu Cucusa y la depresión te empuje a irte al más
allá, sólo date un zambullón en ese arroyo, y me saludas a San Pedro. [con
rostro sombrío, Profanus, en silencio, rociaba a su amigo de malapalabras]
Esos números son la mejor muestra de la alta contaminación en el triángulo
de la muerte y de las pobres medidas que se toman para evitarla. Ese
Margajita desagua en la presa de Hatillo, a seis kilómetros de Cotuí,
depositando en ella su contaminación, y si pensamos que sus aguas se
utilizan para riego en agricultura y en ellas la pesca diaria es de más de
un quintal, podremos tener una idea de las consecuencias negativas de la
contaminación causada por los vértices del triángulo de la muerte. Sólo
esperamos que las instancias de poder tomen las providencias de lugar para
sanear toda esa zona. Cuando te decidas a visitarla, me avisas, para ponerte
en contacto con la mujer maravilla.
(P) Lo pensaré, profe, lo pensaré, a pesar de tantos químicos matagente.
Usted me ha mencionado tanto a esa mujer que me gustaría conocerla.
(S) Te la voy a presentar, pero a condición de que desactives con ella tu
donjuanismo, ¿ok? [“ok”, asiente Profanus] Ya es tarde, la cama me llama.
[“¿anja?”, ironiza Profanus en silencio. Se despiden con un “buenas noches”]