Por: Yvonny Alcántara
Desayunar en la isla La Esperanza, justo en el lugar donde los ríos Ozama e Isabela se «abrazan» y se vuelven uno, es una experiencia única, que muy pocos por ahora se atreven a realizar.
Sin embargo, ayer esta hazaña, que precisa un recorrido en bote de unos siete minutos, saliendo desde la margen Norte del río Isabela, fue posible por iniciativa del Ministerio de Medio Ambiente. Los convocados al singular desayuno fueron la senadora de la provincia Santo Domingo, Cristina Lizardo, y los alcaldes de los tres ayuntamientos que «viven frente al río»: Distrito Nacional, Santo Domingo Este y Norte. Pero sólo asistió el de Santo Domingo Este, Juan de los Santos. Los demás enviaron representantes.
El motivo del encuentro, según el ministro Jaime David Fernández, fue «dejar oficialmente abierto el campo de girasoles» en que se han convertido las fachadas de las casas del barrio Simón Bolívar, como parte de la iniciativa que busca revalorizar las riberas de los ríos urbanos y la vida de sus habitantes.
No obstante, la discusión de fondo se centró en las acciones que se harán para reducir la cantidad de desechos que contaminan las aguas de los dos principales afluentes del Gran Santo Domingo.
Según dijo el secretario del Ayuntamiento del Distrito, Domingo Contreras, se estimaba que unas 400 toneladas de desechos eran vertidas en estos ríos, pero ahora es menos, ya que las empresas comunitarias recolectan una gran parte de esos desechos en las 600 toneladas que depositan en la estación de transferencia de Villas Agrícolas todos los días. Ayer se observó que todavía falta mucho por hacer, pues quedan varios vertederos que mueren en los ríos, tanto del lado del Distrito como de Santo Domingo Este.
Al respecto, el alcalde Juan de los Santos, afirmó que los depósitos de basura en su municipio han disminuido y serán aún menores cuando implementen el nuevo plan de recogida de desperdicios el próximo mes, que según sus palabras, «revolucionará» todo el sistema.
El ministro Fernández dijo que para recuperar los ríos hay voluntad política, pero se necesita también apoyo de los vecinos y el empresariado.
La isla
La isla La Esperanza tiene muchos años, y la mejor prueba de ello son las dos gigantescas ceibas que cobijan el área de picnic. Según Eleuterio Martínez, un experimentado en el tema, la isla de unas 600 tareas, «es el resultado de los sedimentos del río Ozama al chocar con los sedimentos del Isabela». Forma parte del parque Humedales del Ozama.
Via: Diario Libre